“Algún día alguien atraerá tus ojos, y entonces tendrás que cuidar lo que dices.”
Hoy me he puesto mi mejor vestido de fiesta para estar a la altura de la
celebración organizada por Escribe Romántica. He adquirido los lazos
más hermosos, he ceñido mi corsé, y sujetado mi cabello, adornándolo con
pequeñas flores…
En aquella época esas debían de ser las preocupaciones de cualquier
mujer.
Debían de ser buenas conversadoras, pero por sobre todo excelentes
oyentes. Debían pintar, bordar, leer, tocar el piano… Y un sinfín de
cualidades que fuesen capaces de atraer al hombre que pagase la mejor
dote por ellas, y que por supuesto ganara lo suficiente al año como para
que ellas no debiesen de preocuparse más por el resto de sus vidas.
No podías rehusarte si tenías la dicha de que un caballero respetable
pidiera tu mano.
Pero eso no parecía estar integrado a la mentalidad de nuestra Elizabeth
Bennet.
Nuestra querida Lizzie…
La magnífica obra de Jane Austen, que ahora celebra sus 200 años, sigue
cautivando a miles de lectores en todo el mundo.
¿Cómo fue su experiencia con esta obra?
Yo llegué al maravilloso mundo de Jane Austen hace como un año. Siempre
me ha llamado la atención aquella época, puesto que creo que por esos
años los sentimientos eran mucho más importantes en comparación a la
actualidad. Te enamorabas. Eso era todo. No como ahora que incluso
algunos condicionan su amor. Es verdad.
Bueno, volviendo a Jane Austen…
No había tenido la suerte de leer su obra. Las primeras páginas se me
pasaron muy rápido; la forma en que ella escribía y la ironía con la que
retrataba su propia realidad me cautivó hasta el punto en que luego
acabé leyendo más de sus libros y de su propia historia.
Jane no escribía más que de su propia realidad. Quizás por eso sus obras han cautivado a miles de personas hasta el día
de hoy.
Ella retrata de forma impecable la realidad en la que estaba
inmersa. Aquella época en que el conseguir marido era la preocupación
normal de cualquier mujer. Pero en Orgullo y Prejuicio nos encontramos
con Elizabeth, quién probablemente tenía un poco de la personalidad de
Jane Austen ligada a sus acciones…
Porque seamos francas, nosotras mismas quienes nos estamos recién
embarcando en el mundo de la escritura, aunque muchas veces no sea lo
que deseamos, acabamos depositando parte de nosotros mismos en ciertos
personajes de la historia. Creo que eso logra caracterizarlos mejor como
personas…
Para Elizabeth sus pequeños logros personales significaban más que
cualquier otra cosa. El poder ver a sus hermanas felices, la lectura, la
observación, y aquellas maravillosas conclusiones que lograba en cada
momento, la hacen un personaje con el que muchos pueden sentirse
identificados.
¿Y Darcy?
Darcy…
¿Qué podemos decir de él?
Personalmente no lo odié al principio, como me ha sucedido con otras
historias en las que no llega a simpatizarme de inmediato el personaje
masculino.
Darcy es diferente en tantos aspectos.
Él solo actuaba de
acuerdo a los principios, y bien dichos, los prejuicios que estaban
arraigados a su clase social.
Quizás Orgullo y Prejuicio no cuenta con la tensión integrada de las
novelas de la actualidad, pero seriamos unos completos ciegos al no
darnos cuenta de que la obra está muy por sobre muchos libros actuales.
Orgullo y Prejuicio no necesita adornos.
La historia se gana el respeto por lo que es, una verdadera historia de
amor en la que el orgullo de Elizabeth unido a los prejuicios de Darcy,
la convierten en una obra muy rica en experiencias de vida de aquella
época, ¿y por qué no? En experiencias que siguen siendo útiles hasta
nuestros tiempos.
Porque seamos francos…
Todos somos orgullosos y prejuiciosos…
¡Que tengan un buen fin de semana!
Connie S. Black
Aspirante a Escritora
Sitio Web: Connie S. Black
Aspirante a Escritora
Sitio Web: Connie S. Black
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