¿Quién no ha soñado alguna vez (aunque sea en la infancia),
haber vivido en la época de la Regencia? Caminar por jardines amplios, llenos
de un verde imposible y de flores inimaginables; casas y salones elegantes, decorados
con suma pulcritud; atuendos de princesa, de guantes blancos, peinados
recatados y llenos de encajes; y sobre todas las cosas, hombres atractivos,
soberbios, fuertes, leales, honorables, capaces de poner mano dura ante cualquier
adversidad, pero tomar con delicadeza la mano de una dama al invitarla a
bailar, o besar con cierto recato (y hasta con disimulado atrevimiento) los
nudillos de una hermosa mujer por la que están prendidamente enamorados, mientras
ocultan sus sentimientos por su marcado orgullo.
¿Cómo somos capaces de idear esos escenarios en nuestra
mente? Gracias a que alguien, alguna vez, lo detalló y nos permitió dar una
mirada a un tiempo lleno de romanticismo.
Las novelas de Jane
Austen nos trasladan a esos parajes de ensueño. Y no lo hace porque haya
investigado sobre el tema y se documentara durante años sobre la época, sus
costumbres y manías. Ella vivió en ese tiempo, asistió a esos bailes, vistió esos
trajes, conoció a hombres como los que describe en sus novelas. Jane Austen es simplemente, un
referente. Ella narró las tradiciones de su época, los paisajes de su tiempo y
los rostros de su gente. Por eso, se nos hace tan fácil imaginar esos escenarios
y personajes.
Austen lo que
hizo, fue describir la realidad del mundo en el que vivía. Podemos apreciar la
belleza de los espacios, la rectitud de las reglas sociales imperantes, pero
también la debilidad de espíritu, las imperfecciones, las injusticias y las
equivocaciones; si bien diríamos que en esta época sucede igual, antes era más
notoria porque era “obligatorio” ser correcto.
La autora fue una de las primeras en demostrar que la novela
romántica no debe soportarse de personajes estereotipados, perfectos y de carácter
imperturbable. Los héroes no siempre hacen las cosas bien. Jane nos muestra a personajes reales, llenos de virtudes, errores y
pensamientos confusos pero justificables. Es por ello que sus novelas, a pesar
de haber sido publicadas hace doscientos años, son actuales. Ella muestra la
fantasía del amor a través de una realidad palpable. Podemos soñar teniendo los
pies en la tierra, es la principal característica de su estilo.
No exagera ni distorsiona para argumentar una escena, no nos
ahoga con sensualidades innecesarias; podemos engancharnos a su novela y sentir
en la piel lo que experimentan los personajes gracias a la detallada
descripción de emociones. Ella no dice “él se enamoró”, logra que nosotros
mismos lleguemos a esa conclusión a través de la narración de los hechos.
Para ello se basa en la realidad de una personalidad. Es chocante
leer que cierto personaje es un hombre prepotente, letal, dominante e iracundo
y luego, verlo llorar por los rincones y no tener capacidad de decisión, solo
por estar enamorado. Jane Austen nos
enseña que el amor no degrada, saca lo mejor de nosotros, si nos cambia es para
bien, fortalece nuestras virtudes (aunque para ello sea necesario cometer
errores). En ORGULLO Y PREJUICIO,
tanto Elizabeth como Darcy, logran superar sus defectos con calma, con ayuda de
la convivencia y guiados por las directrices del tiempo y del espacio donde se
desenvuelven.
Es una historia antigua, cuyo argumento podría ser
ambientado en esta época gracias a que la autora se mantuvo fiel al
comportamiento de sus personajes, según el temperamento que les dibujó. Y por
la ferviente exactitud de las costumbres de su tiempo. No fue necesario que
presionara ni desvirtuara algún elemento para llegar a un final feliz, lo
alcanzó con paciencia, dejándonos un claro mensaje de esperanza.
Si vamos a romper las reglas, lo primordial es conocerlas,
pero también considerar las propias limitantes que nuestro carácter nos otorga.
De esa manera lograremos una historia creíble y atractiva, donde el lector
pueda identificarse con el personaje sin inconvenientes, aunque la trama
contenga ciertos elementos fantásticos.
¡Feliz inicio de semana!
Jonaira Campagnuolo
¡Muy buen artículo Jonaira!
ResponderEliminarSin duda, uno de los atractivos más grandes de las obras de Jane Austen, es eso. Que ella retrataba de forma perfecta su propia realidad.
Una entrada muy interesante para adentrarse en el mundo de mi autora favorita
ResponderEliminarExcelente artículo, como fan de Austen, lo he disfrutado muchísimo, me encanta el análisis tan profundo que nos ofreces.
ResponderEliminarBesos.
¡Me encantó el artículo! Me resultó interesantemente analítico :). La verdad es que tienes razón; Jane Austen consigue que sus libros desprendan magia aún cuando la realidad es el escenario de todas sus novelas...Las páginas de sus historias rebosan esperanza :).
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