"Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura, estoy predispuesto a pensar bien de él." Nicolás de Avellaneda
Desde niña que disfruto viajar
por las páginas de un buen libro, luego comencé a disfrutar el darle vida a mis
propias historias, y aunque aún no he finalizado ninguna, eso no significa que
no pueda darle uso a herramientas que utilizan escritores de todas las tallas.
Por este motivo, en el artículo de hoy, me quiero referir al lector ideal.
Un día, gracias a la
magia de la tecnología, pude hablar con Helena, y este tema fue mencionado (de hecho ella escribió de esto con anterioridad). Como saben, Helena ya publicó su
primera novela, yo en cambio todavía sigo trabajando, hasta poder terminar una
de las historias que tengo inconclusas…
El punto, es que
independiente de nuestras diferentes realidades, las dos poseemos un lector
ideal; papel que recae en nuestras amigas. Pero esto no significa que ellas
juzguen lo que escribimos haciendo vista gorda de nuestros errores. Muy por el
contrario, creo que en ambos casos, solo una amiga puede ser completamente
sincera con respecto a esto.
Se dicen muchas cosas con
respecto al lector ideal; las funciones que cumple, cómo actúa, lo que puede
ofrecernos, incluso el tiempo que deberíamos tomarnos para revisar lo que hemos
escrito y luego enviárselo a nuestro lector ideal.
Pero, de forma muy
personal, creo que cada una debe tener sus propias reglas con respecto a esto.
Yo tengo una lectora
ideal. ¿Ustedes tienen una?
Mi lectora ideal, ha
leído toda clase de libros, y a mi parecer, es una persona muy culta con
respecto a ese y a otros temas. Pero, yo no la escogí…
“Ella será mi lectora
ideal”
No, nunca pensé ni dije
algo como eso. Simplemente sucedió.
Como todas las cosas en
mi vida, pensé mucho antes de decidirme a escribir algo. Me sentía insegura.
Tenía las ganas de escribir y que otras personas me leyeran, pero no tenía la
suficiente confianza como para mostrarles a otros lo que había escrito.
¿Así cómo podría
convertirme en escritora?
Durante un año intenté
escribir, siendo yo misma mi única lectora. Luego, alguien me inspiró y me
decidí a relatar una historia alternativa con respecto a la vida de esta
persona. Y en un punto, simplemente le pedí a ella que leyera lo que había
escrito. De seguro han pasado por ese momento, en el que saben que alguien está
leyendo lo que escribimos y un montón de sentimientos nos recorren de la cabeza
a los pies. Estaba completamente aterrada, pensando que quizás no debería haberle
enviado el texto para que lo leyese. Pero, lo cierto es que la experiencia no
fue tan mala. Por el contrario, me sirvió para aprender mucho.
Luego de aquella primera
lectura que ella le dio a mi historia de aquel entonces, ésta sufrió diversos
cambios. Tales como cambio de narrador, e incluso parte de la trama. Mi lectora
ideal vio todos esos cambios, teniendo que leer la misma escena contada de dos
o tres maneras diferentes. En ese sentido fue muy paciente, y se lo agradezco
bastante.
Hoy la historia marcha
bien. Los protagonistas, luego de haber enfrentado un duro quiebre en su
relación, ahora se están recuperando. Y aunque todavía se perciben problemas en
el camino, definitivamente llegarán a un buen final.
Me he puesto a pensar si
es que yo sola hubiese sido capaz de lograr todo eso. A pesar de que incluso
ahora no le tengo la confianza suficiente a lo que escribo (créanme que no es
falsa modestia), creo que un factor importante me ha permitido el dar vida a
mis escritos, y ese factor es: mi lectora ideal. Me veo en la obligación de
hacer las cosas bien para que ella pueda leerlas. Ansiosa escribo cada escena,
procurando que no se escape ningún detalle, para que luego ella pueda disfrutar
el viajar a través de aquellas páginas, y por qué no, también para inspirarla
un poco.
Créanme que en este
tiempo, la he visto disfrutar, reír, sentir nervios, e incluso emocionarse
hasta las lágrimas por aquellos personajes que, sin quererlo, se han ganado un
lugar especial.
Tengo suerte de contar
con una lectora ideal a la que puedo confiarle aquellas palabras que procuro
dar sentido en un par de páginas. Sé que definitivamente el lector ideal es un
apoyo fundamental en la vida de cualquier escritor. Esté en la etapa que esté,
creo que todos necesitamos ese apoyo. Alguien que nos diga “no está mal, pero podrías
mejorar esto”, o que simplemente nos sonría y nos anime a dar lo mejor de
nosotros.
De seguro las que poseen
ese lector ideal, entenderán a lo que me refiero. Las que no, pues espero que
pronto se enfrenten cara a cara con aquella persona que, sin duda, las ayudará
a que este camino sea mucho más entretenido de lo que ya es.
¡Que tengan una buena
semana!
Constanza
Hola, Constanza:
ResponderEliminarMe siento tan identificada con ese temor, esa inseguridad ante el hecho de que otra persona lea aquello que escribo, que te entiendo de verdad.
Es muy importante confiar en ese lector o lectora ideas, saber que nos va a decir sin tapujos lo que piensa de lo escrito, los errores, lo que le gusta y lo que no, si la historia le engancha, si emociona, si...
Son tantas las dudas que surgen cuando está escribiendo.
Estoy segura que tu novela transcurrirá por el camino adecuado y que llegará a buen puerto, de verdad.
Ah, y espero estar por aquí y recibir la buena noticia: Constanza saca al mercado su primera novela titulada...
Un saludo, María.
Constanza, siento las mismas cosas que tú, con la diferencia que mi temor no es que me lean si no, de no encontrar a mi lector ideal. Yo, por ahora, soy la única que me leo y me releo, y, me falta la confianza para pedirle a alguien que lo haga por mí. Espero encontrar esa persona especial en algún momento. mientras tanto, continúo escribiendo.
ResponderEliminarSaludos desde Santiago.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar