Mostrando entradas con la etiqueta Rita. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rita. Mostrar todas las entradas

jueves, 10 de octubre de 2013

JULIA QUINN en EXCLUSIVA para LatAm


VARIEDADES


Mi invitada de hoy


Julia Quinn


Por Kristel Ralston©


Julia Quinn - NYT Best-Selling author

http://juliaquinn.com/
Julia es una autora versátil, aguda e inteligente, y todo ello se demuestra en su prosa que la ha llevado a ganar incontables premios. Sus novelas han sido traducidas a 26 idiomas. Ella es la escritora más joven en formar parte del Salón de la Fama de los Escritores de Romántica de América (RWA, siglas en inglés), con tres premios RITA a su haber. Graduada en Harvard, y con sus novelas llegando a los topes de las listas más vendidas de Estados Unidos, y varios países del mundo, Julia Quinn es un referente de las históricas románticas de la Regencia. Su serie más conocida es Los Bridgertons, pero además cuenta con otras novelas independientes que hacen suspirar a sus lectores. Su primer título publicado fue "Espléndida pasión", y desde entonces no ha parado de obsequiarnos con inolvidables historias de amor.



***You can read the original English version at the end of the interview, or just by clicking here: JQ for LatAm by KR***




1) Tú eres una de las escritoras de romance más exitosas y reconocidas en muchos países. Empezaste tu carrera años atrás. Ahora luces tan segura, consolidada y con una fuerte presencia en el mercado. ¿Cómo fueron todos esos primeros años cuando querías ser publicada? Cuéntanos un poco sobre esa aventura, hasta que un editor dijo: “Sí, vamos a contratarte”.

JQ: Para ser completamente honesta, no tuve que esperar tanto para ser publicada. Yo empecé escribiendo mi primera novela ni bien me gradué de Harvard en 1992. Terminé la novela, y contraté un agente en 1993, y luego vendí el libro en 1994. Por supuesto no fue todo tan fluido ni sencillo. Tuve un montón de rechazos para “Espléndida Pasión”. Pero ahora me asombra que tantos editores la rechazaran. 

Mi agente estuvo un poco indeciso de enviar el manuscrito a Avon Books, porque parecía que Avon iba a ser comprada por otra casa editorial. Una vez que todo se restableció, sí enviamos el manuscrito a Avon, y encontré el editor perfecto para mí. Tan perfecto, que de hecho aún continuamos trabajando juntos, después de 19 años, 23 novelas, 7 novellas, y 8 historias cortas. Digamos que hemos madurado juntos.

2) ¿Cuáles crees que son los pro y los contras, entre escribir una serie exitosa (digamos la familia Bridgerton. Me estoy refiriendo al concepto de serie, indistintamente si puedes leer el libro con o sin un orden), y un libro independiente y exitoso?

JQ: Me alegra que trajeras a colación el hecho de que las series pueden ser escritas de tal forma que los libros pueden leerse en cualquier orden. Creo firmemente que cada libro que escribo debe sobresalir por sí mismo, aún si está conectado con otros libros. Odiaría que un nuevo lector eligiera un libro y lo encontrara confuso.

Lo dicho. Creo que los lectores realmente disfrutan sumergiéndose en un mundo que les resulta familiar; es divertido ver a los personajes que ya conoces y amas. Nunca escribiría una escena en donde salgan a relucir heroes y heroínas pasados, tan solo con el propósito de mostrarlos, pero si encuentro un espacio coherente en la trama para incluirlos, entonces lo hago. 

Por ejemplo, en “Just Like Heaven”, Honoria Smythe-Smith está buscando un esposo, y decide que cierto hombre joven podría ser una buena opción. Pude haber creado un nuevo personaje, pero cuando me di cuenta que Gregory Bridgerton podría tener exactamente la misma edad, supe que tenía que utilizarlo como personaje. Gregory nunca aparece en el libro, pero se habla de él. Los nuevos lectores sentirán que leen sobre un joven y elegible caballero; y los lectores que siguen la serie, en cambio sentirán que están leyendo sobre viejo amigo.


3) El género romántico puede ser algunas veces considerado venido a menos, y usualmente cuando las personas se enteran de que escribes 
romántica suele haber un modo bastante peculiar en el que te miran, como si estuvieran diciendo: “¿En serio…? Mmmm”, o “Oh…claro, romántica”. ¿Alguna vez has sentido esta clase de reacciones? ¿Cómo defenderías al género de las críticas que se hacen de él?

JQ: Eso realmente depende de lo que estén criticando. Por ejemplo, si alguien me pregunta si yo sigo una fórmula, diré por supuesto que no, pero como en todos los géneros de ficción, existen parámetros y se deben trabajar de acuerdo a ellos. En una novela romántica debe existir una pareja que se conoce (o vuelve a encontrarse), y debe tener un final feliz. Más allá de eso, ya depende de cada autor. En realidad no es tan distinto al misterio, que debe empezar con un asesinato y terminar con el crimen resuelto. Piensa en lo enfadado que te pondrías si lees un libro de Agatha Christie, y en el final Hercule Poirot se golpea la frente diciendo: “No tengo ni idea de lo que ha ocurrido”.

De modo más habitual, hago notar a las personas que existe un valor en todas las clases de literatura. No estoy tratando de escribir “La gran novela americana”. No estoy tratando de escribir literatura de ficción para que sea estudiada en colegios y universidades. Lo que estoy tratando de escribir (y me gustaría pensar que estoy haciendo un muy buen trabajo con ello), es entretenimiento bien escrito.

4) ¿Cuáles son los ingredientes que un escritor debería tener en mente, basándote en tu propio éxito, para escribir una trama adecuada en el género romántico? 

JQ: Oh, Dios, yo soy la escritora equivocada para responder esta pregunta. Soy terrible con las tramas (yo nunca podría escribir un misterio; todos sabrían quién ha sido el culpable en la página tres). Para mí, el género romántica se trata de los personajes, y la trama debe fluir a partir de ahí.

5) ¿Qué partes de tu personalidad encontramos en las heroínas de tus libros?

JQ: Hay un poquito de mí en todas mis heroínas. Como Eloisa, yo hablo mucho. Como Francesca, adoro mi familia, pero algunas veces necesito un poco de espacio. Lucy tiene mi hábito de contar cuando sube las escaleras, y todas mis heroínas (excepto Hyacinth, quien tenía que ser lo opuesto), toman su té de la misma manera que yo: con crema y sin azúcar. Además, quienes me conocen muy bien, me han dicho que todos mis libros “suenan como yo”, y yo creo que es cierto. Mi voz de escritora es muy similar a mi personalidad, algo que no siempre se da en los escritores.

6) ¿Cómo hacer la diferencia como un escritor en un mercado tan competitivo como el del género romántico? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que encuentras para los autores que se auto-publican, y de aquellos que tienen la oportunidad de firmar con una editorial?

JQ: Todo ha cambiado muchísimo desde que salió mi primer libro en 1995. El internet estaba en pañales, y la única manera de llegar a los lectores directamente era a través de newsletters impresas. Yo creo que fui una de las primeras autoras en establecer una newsletter por email (en 1996), y en una página web (en 1998). Fue súper emocionante tener la posibilidad de “hablarles” a los lectores y elegir cómo deseaba presentarme a mí misma. Luego vinieron los tablones de anuncios de lectores, luego blogs, y ahora tenemos Facebook y Twitter, y todo lo demás.

Yo sé que muchos escritores tratan de mantener presencia en cada tipo de plataformas mediáticas, pero yo he decidido elegir una cosa y hacerlo bien. Estoy en Facebook, porque lo encuentro muy versátil, y lo disfruto. (¡También tengo una cuenta de Pinterest, principalmente porque creo que es divertido, y me ayuda a encontrar cosas para subirlas al Facebook!).

La segunda parte de tu pregunta es un poco complicada para respondértela, pues no tengo una experiencia de primera mano en esto de la auto-publicación. He trabajado con una gran editorial de Nueva York para cada uno de mis libros, pero sí que tengo muchos amigos que se han auto-publicado; definitivamente esta es una época muy emocionante para ser un autor. 


***

¡Nos leemos la próxima semana!

Ya puedes comprar "Más allá del ocaso", click en la portada.





Para aquellas que sueñan con esos guapos highlanders, les traeré una entrevista con la sensacional escritora Mónica McCarty.

Cheers.

Kristel Ralston.

*** ENGLISH VERSION ***



VARIEDADES


My guest today


Julia Quinn




By Kristel Ralston©

RITA Award winner - NTY Best-Selling author
http://juliaquinn.com/
I think this author doesn´t need an introduction. She is simply THE Julia Quinn, NYT Best-selling romance author and the youngest writer to be in the RWA Hall of Fame. I´m pretty sure that all readers that adore the romance genre in the Regency time have at least one of Julia´s books. She was truly kind and I want to thank her again for taking the time to respond the questionnaire for her LatAm readers.
Please, enjoy the my interview with the smart, charming and adorable, Julia.







1) You are one of the most successful and well-known romance writers in a lot of countries. You started your author´s career years ago. Now you look so confident, consolidated and strong in the market. How were all those first years when you wanted to be published? Tell us little about that journey, until a publisher said: “Yes, we are signing with you”.

JQ: To be completely honest, I didn't have to wait that long to be published. I started writing my first novel in earnest right after I graduated from Harvard in 1992. I finished the novel and hired an agent in 1993, and then sold the book in 1994. Of course it wasn't all smooth sailing. I had plenty of rejections for Splendid.  But now I'm thrilled that so many editors rejected it. My agent had been hesitant to submit the manuscript to Avon Books because it looked like Avon might be subject to a takeover by another publishing house. Once things settled down, we did submit to Avon, and I found the perfect editor for me. So perfect, in fact, that we are still working together after 19 years, 23 novels, 7 novellas, and 8 short stories. We've pretty much grown up together.


2) Which do you think are the pros and contras, between writing a successful series (let´s say Bridgerton family. I´m referring to the concept of being a series indistinctly if you can read the books without an order), and an independent successful book?

JQ: I'm glad you brought up the fact that a series can be written so that the books can be read in any order. I feel passionately that every book I write must stand on its own, even if it is connected to other books. I would hate for a new reader to pick up a book and find it confusing.

That said, I think that readers truly enjoy entering a world that is familiar to them. It's fun to see characters you already know and love. I'll never write a scene where I trot out past heroes and heroines just for the purpose of showing them off, but when I find a logical place in the plot to include them, I do. For example, in Just Like Heaven, Honoria Smythe-Smith is looking for a husband and decides that a certain young man might be a good choice. I could have made up a new character, but when I realized that Gregory Bridgerton would be exactly the right age, I knew I had to use him. Gregory never actually appears in the book, but he is talked about. New readers will hear about a young, eligible gentleman; return readers will hear about an old friend.


3) Romance genre sometimes might be underestimated, and usually when people realize you write romance there´s always a very strange way of looking at you like: “Really…? Mmm…”, or “Oh…sure, romance”. Have you ever had these kinds of reactions? How could you defend the genre against the critics of it?

JQ: It really depends what what they are criticizing. For example, if someone asks me if I follow a formula, I say of course I don't, but as in all genre fiction, there are parameters I must work within. A romance must have the couple meet (or re-meet), and it must have a happy ending. Beyond that, it's up to the author. It's really no different than a mystery, which must open with a murder and close with the crime being solved. Think how upset you would be if you read a book by Agatha Christie, and at the end Hercule Poirot smacked his forehead and said, "I have no idea what happened."

More generally, I point out to people that there is value in all kinds of literature. I'm not trying to write "The Great American Novel." I'm not trying to write literary fiction that will be studied in colleges and universities. What I'm trying to write (and I'd like to think I'm doing a pretty good job with it) is well-written entertainment.


4) What are the ingredients that a writer should keep in mind, based in your success, to write a proper plot in romance genre?


JQ: Oh, goodness, I am the wrong author to answer this question. I am terrible at plots. (I could never write a mystery; everyone would know who'd done it by page three.) For me, the romance genre is all about the characters, and the plot should flow from that.

5) Which characteristics of your own personality we can find in the heroines of your books?

JQ: There is a little bit of me in all of my heroines. Like Eloise, I talk too much. Like Francesca, I adore my family but sometimes need a bit of space. Lucy has my habit of counting as she walks up stairs, and all of my heroines (except Hyacinth, who had to be contrary) take their tea the same way I do—milk, no sugar. I've also been told by people who know me well that my books "sound like me," and I think that's true. My writing voice is very similar to my personality, which isn't always the case for writers.

6) How to make a difference as an author in a very competitive market as the romance genre? Which are the advantages and disadvantages you find in self-published authors and the ones that are able to sign-up with a publisher?

JQ: Everything has changed so much since my first book came out in 1995. The internet was in its infancy, and the only way to reach readers directly was through printed newsletters. I believe I was one of the first authors to establish an email-newsletter (in 1996) and a website (in 1998). It was so exciting to be able to "speak" to readers and to choose how I wished to represent myself. Then came reader bulletin boards, and then blogs, and now we have Facebook and Twitter and all the rest. I know that many writers try to maintain a presence on every type of social media, but I've decided to choose one thing and do it well. I'm on Facebook because I find it to be very versatile, and I enjoy it. (I also have a Pinterest account, mostly because I think it's fun, and it helps me to find things to post on Facebook!)


The second part of your question is difficult for me to answer as I don't have any firsthand experience with self-publishing. I've worked with a major New York publishing house for every single one of my books, but I do have many friends who have self-published, and it is certainly a very exciting time to be an author.


***

My next guest is a great highlander´s romance specialist author. MÓNICA McCARTY!


Don´t forget to buy my book (Spanish Edition) "Más allá del ocaso", click the cover:





Cheers.

Kristel Ralston.
Romance Author




ANUNCIO IMPORTANTESi te suscribes a nuestro blog el día de hoy, en los próximos minutos recibirás TRES SECRETOS PARA MEJORAR TU NOVELA... y un regalo sorpresa!!! Todo absolutamente GRATIS.





viernes, 23 de diciembre de 2011

La Nobleza Inglesa en la Novela Romántica | Siglos XVIII -XIX

¡Feliz Viernes!

Hoy he encontrado un interesante artículo escrito por Jo Beverley, autora especializada en el romance histórico situado en Inglaterra.
Beverley en su sitio web explica con algunos ejemplos(a tod@s aquell@s que se aventuren por este subgénero) los errores más comunes que cometemos los noveles con los títulos de la Nobleza Inglesa y su forma de tratamiento.
He traducido parte del artículo y agregado algunas notas, pero puedes leerlo completo y original en el enlace que detallo al final de la entrada.



Por Jo Beverley

Este breve recorrido por los títulos ingleses es para uso de los escritores de ficción. De ninguna manera es exhaustiva, pero cubre las situaciones más comunes que surgen en las novelas en el período antes indicado.

La Nobleza Inglesa, funciona básicamente de acuerdo a la primogenitura, es decir, el hijo mayor recibe todo. Si un noble no tiene  ningún hijo, el título y las posesiones irán al siguiente heredero varón, probablemente un hermano o un sobrino.
Si no hay un heredero directo hay muy pocos títulos que pueden pasar a una mujer, pero volverá a la línea masculina cuando la dama tenga un hijo (como la monarquía). Otros títulos, de forma automática pueden pasar a una heredera (cuando no hay un heredero varón) y puede ser revivido por las generaciones posteriores mediante una petición a la Corona. (Si tu trama depende de algo inusual, por favor, investiga a fondo antes de seguir adelante).

El hijo mayor se llama el heredero aparente, ya que es sin duda el heredero. Si no hay hijo de tal, el siguiente en la línea se llama el presunto heredero, pero no mantiene el título de heredero en su caso. (Véase más adelante acerca de los títulos herederos).

Si un noble muere dejando mujer, pero ningún hijo, debe darse algún tiempo para estar seguros de que no está embarazada antes de que el presunto heredero asuma la herencia correspondiente.

Un heredero debe ser legítimo en el nacimiento para heredar un título, y esto puede significar que haya una ceremonia de matrimonio mientras la madre esté en labor de parto. Un noble puede legitimar hijos fuera de matrimonio y/o casarse con la madre después, pero este niño no podrá ser su heredero legal.

La mayoría de los nobles no usan sus apellidos como su título. El patrón habitual sería algo así como Sebastián Burgoyne, conde de Malzard. Él es el Lord Malzard nunca Lord Burgoyne ni Lord Sebastián.

Puede ser que como autor(a) te guste la variedad, pero por regla general nadie ha tenido nunca dos formas de tratamiento.


 Las filas de la nobleza 

 A) Dejando de lado a la Realeza, el rango más alto es DUQUE.

Su esposa es la duquesa. Ellos serán duque y la duquesa de algo.
Por ejemplo: Duque y Duquesa de Ithorne. Su tratamiento es "su excelencia", aunque sus familiares pueden llamarlos Duque y Duquesa.Por ejemplo "Buen tiempo para cazar ¿eh, Duque? o puede dirigirse al duque por el título. "Buen tiempo para cazar, Ithorne"

El duque también tendrá un nombre de familia, es decir, apellido, pero no lo utilizará en el curso normal de los acontecimientos. La duquesa no usa el apellido en absoluto. Si Anne Pitt se casa con el Duque de Stone (cuyo apellido es Cherry), ella será la Duquesa de Stone y de manera informal firmará como Anne Stone y no como Anne Cherry.

El hijo mayor del duque es su heredero y obtendrá el título de cortesía. El heredero de un duque es a menudo un marqués (el segundo en la fila de la nobleza), pero el título podría ser sin embargo, un conde, o incluso un vizconde. Casi todos los nobles tienen una serie de títulos marcando su ascenso en las filas.

Si el heredero tiene un hijo antes de convertise en duque, el hijo tendrá el título más próximo, como un título de cortesía. Si el heredero muere antes que su padre, su hijo mayor se convierte en el heredero y toma el título de su progenitor.

Aparte de los herederos, a los hijos de un duque se les da el siguiente título de cortesía: Lord + nombre + apellido.
Por ejemplo: Lord Richard Somerset o Lord Peter Wimsey, nunca serán Lord Somerset ni Lord Wimsey.

Todas las hijas del duque se les da el título de cortesía: Lady + nombre + apellido.
Por ejemplo: Lady Mary Clarendon nunca será Lady Clarendon.
Si se casa con un plebeyo, conservan el título.Si Lady Mary se casa con el Sr. Sticklethwait, se convierte en Lady Mary Sticklethwait. Si se casa con un noble, ella adopta su título. Si Lady Mary se casa con el conde de Herrick, se convierte en condesa de Herrick, es decir, Lady Herrick, pero si se casa con alguien que mantenga un título de cortesía, entonces puede usar el título que ella desee.

Hago la aclaración porque es el error más común en este tipo de novelas. Tenga en cuenta que en todos los casos, los títulos de Lord o Lady con nombre y apellido (por ejemplo, Lady Anne Middleton) y el Lord o Lady con apellido o título (Lady Middleton, Lady Herrick) son exclusivos. No se puede ser ambas cosas a la vez.
Por otra parte, Lord o Lady  con "nombre" es un título conferido al nacer. No se puede ganar más adelante en la vida, excepto cuando el padre accede a un título y por lo tanto su familia sube.

Por eso, Lady Mary Smith no es Lady Smith y viceversa. Lord John Brown no es Lord Brown, y viceversa. Si Mary Smith se casa con  Lord Brown será llamada Lady Brown y no Lady Mary. (Si se casa con Lord John Brown, se convierte en Lady John Brown. Sí, puede sonar extraño en la actualidad, pero el pasado es, como dicen, un país diferente. Ese es el encanto de la ficción histórica).

B) El siguiente rango es un MARQUÉS.

Él será marqués de algo, por ejemplo: Él es el marqués de Rothgar, o Lord Rothgar, o Rothgar para sus familiares. Su esposa es la marquesa de Rothgar o Lady Rothgar. Ella firmará con su nombre y título, por ejemplo: Diana Rothgar.

El heredero de un marqués toma el título más próximo, como un título de cortesía. Todos los otros hijos tienen el título de Lord  con nombre y apellido. Todas las hijas tienen el título de Lady con su nombre y apellido.

C) Por debajo de marqués está el CONDE

Casi siempre será conde de algo. Se refieren a él como "el Conde de Saxonhurst" o "Lord Saxonhurst", o "Saxonhurst" para sus familiares.
Algunos Condes no usan el "de" como el Conde Spencer, y en ese caso, el apellido de la familia es el mismo que el título (siguiendo el ejemplo anterior, el apellido sería Spencer) pero esto es bastante inusual  y creo que se debe evitar en ficción a menos que sea un punto crucial en la trama.

Su esposa será la Condesa de Saxonhurst o Lady Saxonhurst  y firmará como Minerva Saxonhurst.

Al igual que con un duque, el heredero del conde se llevará el título más próximo (el título de cortesía) y el hijo del heredero, el próximo. Todas las hijas de un conde se les da el título de cortesía: Lady + su nombre. Los hijos menores de un conde, sin embargo, no son más que "el honorable".

D) El siguiente es un VIZCONDE 

Su esposa es una vizcondesa. No utilizará el "de". Por ejemplo: el Vizconde Middlethorpe. Generalmente es conocido como Lord Middlethorpe, o simplemente Middlethorpe. Su esposa será conocida como Lady Middlethorpe y firmará como Serena Middlethorpe.

Su heredero no tiene un título especial. Los niños son conocidos como los honorables.

E) El rango más bajo de la nobleza es BARON.

Su esposa es una baronesa. Estos términos sólo se utilizan en la Inglaterra en los documentos más formales, o cuando la distinción en otros lugares así lo requiera.

El uso general es simplemente llamarlos Lord y Lady. Ella firmará con su nombre y el título. Los niños son conocidos como los honorables.

F) El siguiente en la clasificación —y no de la nobleza— es BARONET.

Un baronet es llamado Sir + nombre + apellido. Por ejemplo Sir Richard Wellesley. Su esposa se llamará Lady +apellido. Por ejemplo: Lady Wellesley y  no Lady Mary Wellesley a menos que ella sea la hija de un duque, marqués o conde. Ella firmará con nombre y apellido, como María Wellesley.

Sus hijos no tienen ninguna distinción especial. El título, sin embargo, es heredable.

G) CABALLERO es lo mismo que un barón en el trato, pero es un título de por vida solamente. Su esposa será Lady + apellido.


OTROS ASUNTOS

Dowagers

Cuando una mujer queda viuda, el título se convertirá en dowager (viuda). Por lo general no se utiliza este título hasta que el heredero (su hijo) se case, ya que puede existir confusión en cuanto a quién es la verdadera Lady Middlethorpe. (Como sucede en mi novela, Forbidden).

Incluso si la viuda tiene nuera, seguiría siendo mencionada por el simple título (es decir, sin el dowager) a menos que sea probable una confusión. Por lo tanto, si Dowager Duchess of Teale se encuentra en una fiesta en su casa mientras su nuera está en Londres, la gente no la llamará como la duquesa dowager.

Títulos femeninos por derecho propio 

Hay unos pocos, muy pocos, los títulos que puede pasar a una hija si no hay un hijo, la Familia Real, por ejemplo. En este caso, el uso es el mismo como si se tratara de la esposa de un noble del rango, pero si se casa, su marido no gana el título de la unión, tal como el Duque de Edimburgo que no es rey.

Como noble conserva su título después del matrimonio, y si el rango de su marido es superior, es distinguida por los dos títulos en forma conjunta, el más bajo de último. O ella elige la forma que quiere usar.
Por ejemplo, la marquesa de Rothgar es también la condesa de Arradale por derecho. Ella elige ser Lady Rothgar y Arradale en las situaciones más formales, Lady Rothgar en general, pero Lady Arradale en privado, sobre todo cuando atiende sus deberes como condesa de Arradale.
Como el marido no gana el título de un matrimonio, es posible que exista la condesa de Arbuthnot casada con el Sr. Smith.

Los errores más comunes observados en las novelas:
  • Intercambiar títulos de cortesía como Lady Mary Smith y Lady Smith.
  • Intercambio de títulos de nobleza, como cuando Michael Downs, conde de Rosebury es conocido también como Mr. Rosebury, Lord Downs y Lord Michael Downs (Lo correcto sería Lord Rosebury).
  • La aplicación de los títulos que no pertenecen. Como cuando se casa Jane Potes con el vizconde Twistleton y erróneamente se convierte en Lady Jane, una forma de título que sólo puede venir de nacimiento (Lo correcto es Lady  Twistleton).
  • Decir que un presunto heredero asumirá el título y los poderes antes de que la viuda deje claro que no va a esperar un heredero aparente.
  •  Que exista un hijo adoptado que hereda un título.La adopción legal no era posible en Inglaterra hasta el siglo XX, e incluso ahora un hijo adoptivo no pueden heredar el título. Aunque el hijo sea claramente descendiente del padre, si él  ha  nacido después de un matrimonio legal, no puede heredar el título de su padre. Sin embargo, dado que en aquellos tiempos no existían pruebas de ADN, se suponía que un niño era legítimo a menos que el padre se negara desde el principio, incluso si el hijo era sospechosamente muy parecido al vicario, el padre no podía negarlo después. Esto, supongo que era para evitar el caos de los nobles que venían con todo tipo de excusas para cambiar los herederos solo por capricho.
  • Dejar un título en un testamento. Un título no puede ser el que el noble elija a su gusto. Va de acuerdo con la patente de cartas originales, que casi siempre dicen que irá el hijo mayor en el descenso directo. La propiedad si se puede, pero el título va por sangre.
  • Tener una heredera (es decir, una hija sin hermanos)  y que el título pueda ser transmitido a su marido. (Se podría hacer mediante un decreto especial de la Corona, pero no es normal)

Ahora, cuando ha llegado al título que deseas darle a tu personaje, realiza una búsqueda en Internet para ver si existe. También puedes ver The Peerage o hacer una búsqueda avanzada en googlebooks. No querrás darle un título a tu personaje de ficción  que ya estaba en uso en ese momento. Además, algunos lectores estarán al tanto de la Nobleza Real y podrá destruir la realidad ficticia que estás tratando de crear.
Si realmente te gusta el título, pero que existe o existió, es posible modificar y conservar la calidad que le atraiga. Por ejemplo el Lord Amesbury existía, entonces podrías crear Lord Aymesbury o Lord Embury. Los nombres de lugares son a menudo específicos para determinadas áreas de Gran Bretaña, por lo que si la familia de tu personaje ha estado en Suffolk por generaciones, busque en los pueblos de Suffolk y encontrará ideas para los nombres.

Espero que esto te ayude,  aunque estoy bastante segura de que puede ser objeto de debate y mejora.

 Derechos de Autor Jo Beverley.


Jo Beverley cuenta con más de treinta novelas publicadas y ha logrado galardones como cinco premios RITA y varios premios de Romantic Times.
Puedes encontrar el artículo completo en el siguiente enlance ENGLISH TITLES IN THE 18TH AND 19TH CENTURIES.

Nota: Para los que somos más visuales, les adjunto  un cuadro que resume de forma concisa la explicación de Beverly.



Otros enlaces:
Fundamentos de la Nobleza
Otras Noblezas
Retratos de la historia actualizado



Finalizo no sin antes desearles una ¡Muy Feliz Navidad!


Si el artículo te ha gustado ayúdanos a difundirlo presionando el botón ME GUSTA!

lunes, 5 de abril de 2010

Vivir para escribir y vivir de escribir novela romántica

La experiencia que me abrió los ojos al aspecto profesional del mundillo de las escritoras de novela romántica no fue ni glamorosa ni chic, pero sí muy aleccionadora.

Estaba recién llegada a los Estados Unidos, y un poco para integrarme a la comunidad y otro poco obligada por mi amiga Alanna, me inscribí en un curso universitario de análisis narrativo. Lograr que yo volviera a pisar una universidad no había sido una tarea sencilla para mi amiga. Mi aversión hacia lo académico se fundaba en el desprecio que existía en las universidades de mi país por los géneros literarios populares y, en particular, por la novela romántica.

Un día, poco después de haber comenzado las clases, el profesor nos entregó una planilla a cada uno donde podíamos sugerir qué autores reconocidos nos interesaría que vinieran a dar una clase especial al cabo del semestre. De allí surgiría una lista de candidatos, y de acuerdo con esa lista, debíamos hacer una votación final.

Al concluir la clase, el profesor recogió las planillas y las guardó en su cartera. La semana siguiente, nada más llegar escribió en la pizarra los nombres de diez escritores de la lista que debían ser reemplazados por otros. Luego, como si tal cosa, volvió a repartir planillas en blanco para que hiciéramos las nuevas sugerencias. De los diez nombres rechazados, nueve pertenecían a autoras de novela romántica.

Mis temores, a fin de cuentas, se hacían realidad. Como siempre, el profesor tendría la última palabra acerca de qué es y qué no es una verdadera novela, y buscaría imponer su idea a toda costa. Seguramente nos diría que perdíamos el tiempo leyendo libros sin ningún valor literario. Que no fuésemos ingenuos y no nos dejásemos engañar. De inmediato busqué algún tipo de reacción en el resto de la clase, pero la actitud del profesor no había levantado una sola protesta.

Lo más extraño de todo era que incluso mi amiga Alanna se mostraba conforme. Cuando le pregunté si estaba de acuerdo con que el profesor pretendiera decidir por la clase, me miró sin comprender; sencillamente dijo que él disponía de mayor información para juzgar a los candidatos. Entonces mi paciencia se agotó. Hice trizas mi planilla (procurando que el papel hiciera bastante ruido) y enfrenté al profesor para exigirle explicaciones.

Ignorando mi furia, él me las proporcionó con toda amabilidad. Los diez autores en cuestión, al igual que los demás, habían sido contactados a través de sus agentes de prensa. La diferencia estaba en que estos diez agentes habían confirmado lanzamientos editoriales de nuevos libros de sus respectivos autores, programados todos dentro del mes en que se realizaría la clase especial. Esto no significaba necesariamente que declinarían la invitación, pero la universidad ya tenía suficiente experiencia al respecto. Si querían ahorrarse dolores de cabeza, era preferible resignar la presencia de un autor, por muy solicitado que fuera, a quedar atascado en el infierno de las agencias de prensa, que nunca decían que no a una invitación, pero tampoco acababan de decir que sí.

Finalmente, lo que sucedía en relación con las autoras de novela romántica era que, debido a su ritmo de publicaciones, solían estar comprometidas en lanzamientos y giras de promoción de sus libros con mucha más frecuencia que los autores de otros géneros. Cuestiones puramente prácticas que una universidad estaba obligada a resolver a diario.

De modo que eso era todo. Me sentí ridícula. De inmediato intenté explicarle el verdadero motivo de mi suspicacia. Quería que él supiera que en mi país estas autoras solían ser despreciadas por los “entendidos”, muchas veces sin leer siquiera uno de sus libros, condenadas de antemano solo por dedicarse a contar historias de amor; que existían prejuicios, incluso por parte de editores y libreros, que asociaban de forma automática la totalidad de un género con la mala calidad literaria; y que una, como lectora, acababa tan cansada de que no la tomaran en serio que, en ciertas ocasiones, se veía obligada a mentir acerca de sus lecturas solo para evitar la burla…

Todo eso intenté decirle, un poco a modo de desahogo, pero me hice un lío con las palabras, luchando (en vano) por contener las lágrimas, mientras el profesor me calmaba con una ancha sonrisa comprensiva. Pese a mi vergüenza, y una vez más con la ayuda de mi amiga Alanna, logré reunir el valor para regresar a la clase siguiente.

No me arrepiento. El curso ha sido una fuente de nuevos amigos y de valioso aprendizaje. Y muchas de las técnicas que hoy aplico en mi trabajo las he aprendido de aquel primer profesor.

Ese verano la autora que resultó elegida fue Lisa Kleypas, quien dio una clase magistral para nosotros. Tuvimos la oportunidad de conocer a una mujer llena de vitalidad, tan curiosa acerca de nuestras vidas de simples estudiantes como nosotros acerca de su vida de escritora profesional. Luego comencé a frecuentar convenciones de la RWA, donde pude comprobar el apoyo editorial que reciben las autoras a todo nivel. Y a medida que hablaba con aspirantes a escritoras me daba cuenta del alto grado de reconocimiento y profesionalismo al que una autora de novela romántica puede aspirar en aquel país.

Mientras tanto, muy lejos de allí…

A partir de 2006 comenzaron a llegarme noticias de que el género romántico resurgía con nuevo brío en España y Latinoamérica. En ese entonces ya no me deslumbraba el desarrollo del género en Estados Unidos, sino que me extrañaba que no hubiera un desarrollo similar en nuestros países.

Solo al regresar a mi país, pude calibrar la verdadera magnitud de los cambios en el panorama de la novela romántica. Un solo ejemplo basta para graficar estos cambios. El hecho de que este año uno de los diarios más grandes y tradicionales de Argentina haya dedicado su colección de libros de verano a las novelas de Florencia Bonelli, habría sido algo descabellado —incluso para sus lectoras— apenas cuatro años atrás.

En aquel entonces, una autora novel en busca de una oportunidad de publicar debía optar entre la autoedición en papel o escribir directamente en inglés. Muchas autoras de ascendencia española y latinoamericana que he conocido en EE.UU. deseaban escribir en castellano por amor al idioma de sus padres y para ampliar su público. Irónicamente, el único medio de ingresar en el mercado hispanohablante era mediante traducciones del inglés.

En comparación con aquella situación, las posibilidades que hoy ofrece la novela romántica en nuestro idioma son muy auspiciosas: concursos literarios, atención por parte de agentes, editores que comienzan a tomarse las cosas en serio. Por supuesto, un movimiento de este tipo nunca sucede por generación espontánea.

Gracias a las lectoras de romántica que se volcaron masivamente a la red, muchas mujeres se han atrevido no solo a escribir sino también a mostrarlo públicamente. Siempre es saludable darse cuenta de que una no está sola, de que hay una comunidad interesada en descubrir nuevas voces. Florencia Bonelli, Nieves Hidalgo, Anna Casanovas, Gabriela Margall, Soledad Pereyra, Arlette Geneve, Blanca Miosi, Mar Carrión, Ángeles Ibirika, Gloria Casañas, Claudia Velasco, Rebeca Rus son solo algunos de los nombres que solemos encontrar, cada vez más a menudo, durante nuestras odiseas por cualquier librería.

Confieso que debo ponerme al día con muchas de ellas. Sin embargo puedo reconocer en estas mujeres voces potentes y originales. Y verdadero amor por el oficio de escribir novelas en nuestro idioma. Su presencia editorial es prueba de que, hoy como nunca, el éxito debe ir de la mano de la calidad. Talento no falta. Basta con surfear la blogósfera romántica para darse cuenta de ello.

¿Qué es, entonces, lo que necesita una escritora desconocida para llegar a las grandes editoriales? Pulir su talento natural. Prepararse como una profesional para entrar a jugar en las grandes ligas. Si escribir es tu vocación y sabes que nada te haría más feliz que dedicarte a ello a tiempo completo, ¿por qué no intentar convertirlo en una carrera profesional? ¿Por qué conformarse con menos?

Es verdad que aún no disponemos de un Romance Writers of America, ni el Rita ni el Golden Heart. Y aún son pocas las autoras que viven de escribir novela romántica en español. Pero también es un hecho que el mercado editorial necesita nuevas escritoras. Y en la medida en que estas escritoras se profesionalicen, el mercado se irá fijando en ellas.

No hay duda de que el horizonte se ha ensanchado. Quien hoy se atreva a la aventura de escribir, podrá ir tan lejos como se lo proponga. Las puertas ya están abiertas. Dar el paso siguiente solo depende de nosotras.

Recursos:

Entrevista a Florencia Bonelli  

Entrevista a Soledad Pereyra  

Entrevista a Nieves Hidalgo