¿No les ha pasado que se encuentran
frente a la página en blanco con millones de ideas en la cabeza pero no logran
hacer la conexión cerebro-dedos para escribir? ¿O quizá se sienten abrumadas
por estas mismas ideas o por el día a día y no logran concentrarse?
A mí sí me ha pasado y me siento terrible
porque a pesar de que trato –si todavía después de 4 años escribiendo–, de
hacer de la escritura una disciplina diaria, hay días en los que no logro
escribir ni una letra. Estoy segura que más de una de ustedes les ha sucedido,
bueno, quiero decirles que es normal y que está bien. No están pasando por el
temido “bloqueo” o “síndrome de la hoja en blanco”. Simplemente es parte de la
dinámica de ser escritor.
No soy una experta y solo hablo desde mi
experiencia y las experiencias que comparto con mis colegas escritoras y lo que
he concluido es que cuando esto sucede lo mejor es tomarse un tiempo fuera.
Olvidarse por unos días de la historia,
salir de paseo, ir a tomarse un café con amigas, si es posible irse de
vacaciones y estoy segura que las ganas de sentarse a escribir y volcar todas
las ideas en el papel vuelven.
Yo comparo esa situación con ese problema
al que le das vueltas y vueltas y no consigues solucionar y de repente viene
alguien y en cinco segundos te ofrece la solución o tú misma cuando te alejas
un poco y decides mirar el problema desde otra perspectiva te das cuenta que el
problema no era tan grave como lo habías pensado. Solo tenías que alejarte un
poco, tomarte tu tiempo fuera.
Tal vez estamos tan involucradas en
nuestra historia, tenemos tantas ideas, tantas escenas en nuestra cabeza que
quieren salir que todas se atascan exactamente en el canal de comunicación del
cerebro a los dedos. Se quedan todas ahí queriendo salir pero sin dejar salir a
la otra, no sé, así me lo imagino pero en nuestra cabeza y lo que sentimos es
frustración porque no podemos sentarnos a descargarlas de una vez.
El tiempo fuera te ayudará a ordenar tus
ideas, eso y una libreta donde puedas escribir todas las ideas que tienes por
muy absurdas que te parezcan, te ayudará también a ganar tiempo porque mientras
más abrumada estés menos escribirás y por supuesto será más tiempo en el que la
historia se queda “congelada” en tu cabeza. Ese tiempo fuera te relajará a tal
punto que cuando te vuelvas a sentar a escribir estarás más enfocada y
entusiasmada.
En lo personal creo que es necesario el ese
momento de retiro, ese descanso necesario, esos días divorciada de la historia,
porque me ha sucedido que he llegado a sentirme frustrada y de mal humor con lo
que escribo solo porque no puedo concentrarme y mis dedos no expresan lo que
está en mi cabeza. Cuando siento que esto está empezando a suceder de inmediato
me retiro y me ordeno.
¿Cómo reconoces que necesitas ese tiempo
fuera? No soy ninguna experta, lo repito, pero el síntoma principal es que no
puedes escribir nada a pesar de tener miles de ideas. Otro síntoma obvio es que
detestas todo lo que escribes así en tu cabeza se vea como la escena perfecta.
Otro síntoma que sonará gracioso pero es parte del proceso, es que buscas
cualquier excusa para no sentarte a escribir (ver cualquier estupidez en internet,
pararte a hacer un café, chatear, revisar las redes sociales, etc).
Traten de reconocer cuando necesiten un
tiempo fuera, les ayudará a concentrarse, a relajarse y a que el producto final
sea justo lo que desean que sea.
Twitter: @HMoranHayes
Google+: +HelenaMoranHayes
IG: @OhHelenita
0 Comentarios:
Publicar un comentario