miércoles, 30 de mayo de 2012

Cómo utilizar los recuerdos para escribir

Por Helena

Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces. Marco Valerio Marcial

He realizado algunas entrevistas donde me preguntan de dónde salen mis personajes o las situaciones donde se desenvuelven.

Mi respuesta inmediata es la de decir que de la ficción, de mi cabeza o de un sueño.

Pero analizándolo mejor, no solo salen de ahí, salen de mi vida y hasta de mis recuerdos.

Creo que un escritor no puede describir el sabor de un melocotón si nunca lo ha probado, no importa cuanto haya leído del sabor de mil especies de melocotones, simplemente no lo puedes describir de igual manera y el lector lo sabe.

Aunque lo mismo no sucede con los lugares. Un escritor puede describir un lugar perfectamente sin haber puesto nunca un pie ahí, aunque siempre tengo la impresión de que el lector puede sentir cuando el escritor ha estado en un sitio y cuando no. No sé, quizá son cosas mías.

Estoy segura de que cada escritor no solo coloca algo de él mismo cuando escribe, sino que también pone algo de lo vivido o de lo sentido.

Hay escenas de libros que son autobiográficas aunque no hable directamente del escritor. Así como hay emociones o sensaciones autobiográficas
.
Cuando un personaje ve al amor de su vida entrar por la puerta o cuando le rompen el corazón, la mayoría de las veces son sensaciones narradas más desde el recuerdo que desde la imaginería.

Apuesto a que el escritor, especialmente si es mujer, ha experimentado muchas emociones y también apuesto a que una escritora ha visto entrar al “amor de su vida” por la puerta un montón de veces –bueno, a mi me ha pasado, pero es porque yo soy una enamorada natural, cada año tengo “un amor de la vida” y sí, estoy casada, pero los amores platónicos también valen. ¿Cómo podría escribir romance si no estoy enamorada? ­(Risas).

Los recuerdos forman una parte importante de la vida de los escritores y, gracias a estos recuerdos, el escritor es capaz de formar hermosas historias.

Muchas veces cuando siento que estoy baja de inspiración y siento que nada me ayuda, saco la carta que siempre guardo bajo la manga.  Mis recuerdos.

Sé que muchos de ellos han cambiado con el tiempo, quizá recuerdo las cosas diferentes a como en realidad sucedieron. Quizá mi versión no es lo que realmente pasó, pero son míos y son parte de mis herramientas de trabajo.

Lo más hermoso de mis recuerdos son las sensaciones que quizá es lo que más recuerdo de mucho de lo que he vivido. Quizá no la entrada del “amor de mi vida” pero sí cuando el chico que me gustaba en el colegio entraba al área del cafetín. Esa emoción, esa sensación de que el corazón se va a salir de tu pecho es único e inolvidable, y fácil de transcribir en un texto.

Quizá muchas de nosotras creemos que escribimos escenas que salen de nuestra imaginación, pero si nos detuviéramos a estudiar bien estas escenas, nos daríamos cuenta de que en realidad están directamente inspiradas por nuestros recuerdos. Esto me pasa mucho con los personajes. Les coloco características de gente conocida y cercana a mí de una u otra manera, y luego que analizo una sonrisa se dibuja en mi rostro al darme cuenta de que la herramienta que utilicé no fue imaginación sino memoria.

Mi sonrisa se hace más grande cuando agradezco al universo por tener tan hermosos recuerdos.

Un abrazo y nos leemos la próxima semana
@OhHelenita


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1 comentario:

  1. ¡Me encanto el articulo!
    Tenes toda la razon.
    Lo que a mi me pasa es que cuando escribo algo que he vivido en carne y hueso, siento que la escena es muchisimo mas intensa que cuando estoy escribiendo algo que he "oido".

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