miércoles, 7 de marzo de 2012

La fuerza del destino

Por Helena



La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino.
Karl Wilhelm Von Humboldt


Hoy fue mi primera clase del nivel dos de mi curso de Mitología Arquetipal. Hoy vimos Ananké, la fuera misteriosa que nos guía, unos le dicen “la fuerza del destino” otros le dicen “el `no sé qué´ que te lleva a tomar ciertas decisiones”. Lo que sí aprendí es que Ananké te hace tomar por sendas que la lógica no tomaría.

Este Ananké es inconsciente, no te das cuenta lo que hace pero en el fondo, en tu interior sabes que necesitas seguir ese camino, camino que tu “yo” consciente te diría: ¿Estás loca?

Esta clase tocó una fibra en mi interior porque siempre he sentido ese “no se qué” que me lleva a hacer ciertas cosas. Y no es que sean cosas absurdas, es que pueden ser ilógicas para otras personas. A los 18 años decidí venirme a la capital de mi país a estudiar, porque sentía que quería algo más que mi ciudad no me daba. Prefería dejar la comodidad de mi hogar, la alegría de mis amigos y la tranquilidad de una ciudad a la orilla de la playa para venir a una ciudad caótica de 5 millones de habitantes y donde el recibimiento que tuve fue una bala perdida que la encontró mi pierna debido a un asalto a pocos metros de donde yo me encontraba.

Eso hizo que me devolviera a mi casa, pero después de un mes de rehabilitación y de convencer a mi papá que eso era lo que yo quería, regresé a la capital y ya llevo casi 15 años en esta ciudad, solo interrumpidos por el año que viví en Inglaterra.

No pretendo ponerme autobiográfica, solo trato de explicar a manera personal mi Ananké. Ya que todos tenemos uno.

Tenemos esa vocecita que nos habla y nosotros no escuchamos o creemos no escuchar pero que, al final de todo, le hacemos caso.

Eso también me llevó a irme a otro país a estudiar, conocer, porque sentía que necesitaba más.

¿Más de qué?, se preguntarán y yo les responderé: No lo sé, pero más.

Mi profesora también dijo algo que fue lo que más me impactó y quedó dando vueltas en mi cabeza todo el día: “Cada decisión, cada experiencia nos cambia. No se puede regresar porque la conciencia es otra”.

Muchos de mis compañeros lo tomaron por el lado sentimental –que es válido también- una vez que terminamos una relación no podemos volver a lo que era antes porque somos otra persona. No quiero decir que la relación haya sido buena o mala, simplemente nosotros somos diferentes.

A diferencia de mis compañeros de curso, lo primero que se vino a mi mente fue la escritura.

Cuando decidí escribir un libro, sentí que había una necesidad en mí. Un “no sé qué” que me llevaba a escribir. Apuesto a que eso les ha pasado a muchas de ustedes.
No fue una decisión consciente. No fue que lo dije literalmente. Solo me senté frente a mi computadora y empecé a escribir.

De la misma manera que existe esa necesidad inconsciente, existe el ego o el yo consciente que es el que te dice: ¿Tú, escritora? Y te lanza una carcajada en el rostro.

Y les digo que ese “yo” no solo es interno, también es externo, son todos esos amigos o familiares o conocidos que te ven con escepticismo cuando dices: Estoy escribiendo un libro.

Ahí lo único que puedes hacer es sonreír y hacerle caso a esa necesidad, a ese “no sé qué” sin importar lo que los demás o incluso tu yo consciente te diga.

Muchas de nosotras desearíamos poder vivir de lo que escribimos, otras solo somos felices escribiendo sin mostrar nuestras obras a nadie. Lo que sí les puedo decir es que no somos las mismas después de que terminamos el manuscrito.

Yo no soy la misma después de Café y Martinis, toda la experiencia, el aprendizaje, la gente que he conocido, la manera de manejar a esas personas escépticas no es igual.

No es igual decir estoy estudiando medicina, a decir: soy médico. No es igual decir: voy a escribir un libro a: ya escribí un libro.

No es igual porque ya eres otra. Con otra visión, otra experiencia otro modo de pensar y ver las cosas.

Quizá te guste la experiencia recibida por tu Ananké, quizá la odies, pero hay algo de lo que puedes estar segura, después de escuchar a esa vocecita inconsciente, nunca serás la misma persona.

Un abrazo

Nos leemos la próxima semana.

@OhHelenita

http://letrasmusicayamor.blogspot.com/



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3 comentarios:

  1. Hola, muchas gracias por tus palabras, hay momentos en los que me siento perdida, decidí escribir y me he detenido muchas veces porque mi yo consciente me dice que no tengo suficiente talento o que cuando intente publicarlo lo van a leer sólo para divertirse un rato y burlarse, entonces siento en mi pecho una especie de fuerza que me impulsa a seguir aunque no logre absolutamente nada. Mucho de lo relataste me ha sucedido, pero tus palabras son un consuelo, muchas gracias...

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  2. Hola , primero que todo te deseo un feliz día de la mujer.Te quiero contar que me siento super identificada, porque yo támbien he tenido esos momentos de "quiero más", aunque no se que es lo que quiero, pero es algo que me mueve a hacer cosas como escribir y eso me ha pasado hace poco. Después de mucho pensarlo,una estadía larga en el hospital y una incapacidad de 4 meses, me decidí a terminar un libro que había comenzado hace mucho y he empezado a escribir novelas cortas y a publicarlas en mi blog. Mi mamá no me cree y mucho menos mis amigos, cuando digo que estoy escribiendo un libro pero aún así hay una fuerza que me dice "sigue adelante con esa idea"
    Gracias... ¡me diste esperanzas!

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  3. Cintia, Carmen. Estoy segura que en algún momento pensamos que ese "no sé qué" solo nos ocurre a nosotras. Pero resulta que todos tienen su proceso.
    Una le hacemos caso y no nos enganchamos con el ego (interno o externo).
    Yo creo que si cada quien hiciese lo que dicta su Ananké, seríamos personas más felices y realizadas.
    No se detengan, sigan a esa vocecita que la mayoría de las veces tiene razón.
    Un abrazo!

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