Escribir es la manera más profunda de leer la vida.
Francisco Umbral
Cuando una de mis mejores amigas había terminado su libro, su correctora le señaló que hacía falta humanizar a los personajes. Una tarde fuimos a tomar café y ella me miró con sus ojos negros, abiertos como platos y me preguntó: Helena, ¿qué significa humanizar a los personajes? Mis personajes, aman, sufren, ríen. ¿Cómo se pueden humanizar aún más?
En mi rostro se puso un gran símbolo de interrogación. Nunca me habían hecho ese comentario, así que asumí que mis personajes eran lo suficientemente “humanos”.
Volví a leer su libro y nos dimos cuenta qué le sucedía, por qué faltaba “humanizarlos”. Sin duda sus personajes amaban, odiaban, reían y sufrían. Pero ¿cuándo comían? ¿Cuándo dormían? ¿Alguna vez les dolía la cabeza o el vientre? ¿Alguna vez tenían pereza de hacer la cama o cocinar?
Descubrimos que eso era “humanizar” un personaje.
Cuando escribes, es importante colocar esos pequeños toques de cotidianidad en ellos. Es como llevar lo macro (el amor, la tristeza, la depresión, la felicidad) a lo micro (las mariposas en el estomago, el recuerdo de una canción, la pereza de no querer levantarte de la cama, las ganas de reír).
La humanización es como el personaje demuestra y exterioriza un sentimiento o una emoción, es la manera más directa de conectar al lector con ese personaje. Es hacer que se identifique con sus sentimientos, emociones y/o reacciones. Cuando un lector ríe o llora, cuando se molesta o se alegra con una lectura es porque se está conectando directamente desde la emoción.
No es lo mismo que un personaje diga: “Ana se alegró cuando vio a su amado” que “Ana, al ver a su amado, sintió mariposas en el estómago y toda su piel se erizó”. Sabemos que Ana es humana, porque al ver a su amado sintió las cosas que siente una persona.
En mi caso, mientras más simple y cotidiana sea la acción, más me identifico. “María estaba de muy mal humor porque “esos días” se acercaban”, “Juan no se quiso levantar temprano porque era domingo” o “Definitivamente, comerse un frasco de Nutella no había sido muy buena idea”. Tomar una taza de café. Saborear un helado. Llorar de la emoción por una película o una canción. Esos toquecitos de cotidianidad es lo que hace que nos identifiquemos con nuestros personajes.
Con esto no quiero decir que al escribir hagas un diario detallado de las actividades del personaje. A nadie le interesa cuando va al baño o si se cepilla todos los días los dientes. Además de aburrir estás dando información extra que no viene al caso.
Como todo en la vida, todos los extremos son malos.
Tiene que existir un equilibrio entre las emociones, las acciones y la cotidianidad. Solo describe lo necesario para saber que tu personaje es una persona.
Un abrazo
Nos leemos la próxima semana
Twitter: @OhHelenita
Blog: http://escribirtodaunaaventura.blogspot.com
Si el artículo te ha gustado ayúdanos a difundirlo en Facebook!
Excelente entrada! Cualquier detalle de nuestro día a día, logra darle vida por completo a los personajes... los mios hasta han lavado la vajilla después de comer!
ResponderEliminarjajaja esa es la idea, hacer a los personajes, personas... porque lo son ;)
ResponderEliminar