miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿QUIEN ES TU MUSA?




Nuestra musa más poderosa es nuestro niño interno.
Stephen Nachmanovitch


Siempre me he preguntado si otros escritores, especialmente mujeres, tendrán una musa o un muso en el cual inspirarse al momento de escribir. Si se imaginan a sus personajes o si los basan en personas que existen en la realidad.

En el caso de que sean reales, ¿quiénes serán esas personas? ¿Son personas famosas? ¿Son personas con las que interactúan todos los días? ¿Tendrán las características o la personalidad de alguien conocido? ¿Cómo se imaginarán la personalidad de su “musa”?

Yo debo confesar que si he tenido y tengo mis musas. Las historias escritas en Café y Martinis no son reales, para nada (aunque me hubiese fascinado que lo fueran) pero muchos personajes no solo existen, sino que están basados en personas muy cercanas. No estoy diciendo que los plasmé exactamente igual a esas personas porque no escribí una biografía. Solo me limité a captar la esencia, aquello que mejor caracteriza a cada una de las protagonistas, desde mi punto de vista.

Ellas son mis amigas. Mis musas.

También tuve mi muso, debo aceptarlo. Aunque me encantaría conocerlo (inserte risa de adolescente nerviosa aquí). No es alguien que esté dentro de mi círculo cercano, ni siquiera en el lejano. Pero es un actor que cuando lo vi me dije: Él tiene que ser el protagonista de una historia escrita por ti, Helena.

Cuando escribí mi novela, no comencé la historia desde el principio. De hecho, la primera escena que escribí está casi a la mitad. Luego ocurrió que mi protagonista hizo lo que le dio la gana y todo cambió (de la voluntad propia de los protagonistas hablaré en otra entrada). Un día simplemente me senté a escribir y salió esta bella escena, pero al analizarla me di cuenta de que no podía ser éste el principio de un libro.

Entonces empecé a escribir, hacia atrás y hacia adelante, en torno a la escena. Pero no me quiero desviar del tema de los personajes. Para esta escena me imaginé a un hombre súper apuesto (no tenía rostro pero sí facciones y características: el color de su cabello, de su piel, su nariz, su boca, sus ojos, su altura). Imaginé a un hombre que para mi gusto muy personal es un prototipo perfecto. Y me imaginé a esta mujer que, aunque no extremadamente bella, tenía un atractivo y un magnetismo especial (debe ser porque creo que una mujer no tiene que ser hermosísima para ser atractiva).

Todo era perfecto, la ambientación, la situación, ellos… hasta que cobraron vida e hicieron lo que les dio la gana.

De la nada apareció este otro personaje (el que les conté arriba que era el actor que tenía que ser un personaje de una novela mía) y entonces se robó el show. La escena quedó tal cual la imaginé pero la historia cambió por completo.

Cierto día me senté con una de mis amigas, de quien tomé su personalidad para crear a “Agatha” uno de los personajes de mi libro, y nos sentamos a buscar personas, actores, gente de la realeza, gente famosa, que se adaptaran a nuestros personajes. Ella empezaba su libro también y tenía perfectamente claro quién era su musa y su muso. Yo solo tenía este muso que había salido de una serie de TV de la que soy fanática.

Luego ideamos estos “scrapbooks” donde cada una pegó en el suyo sus musas o las personas más parecidas a ellas. Yo quedé ENAMORADA de mi “casting”. Aquí debajo les muestro mi scrapbook, que no solo tiene las fotografías sino notas y dibujitos a su alrededor. Dejé a mi niña interna salir (y ella hizo lo que le dio la gana). No se vayan a burlar.

No sé si ustedes cuando escriben tienen este ritual, pero es algo sumamente divertido. Es como un aire fresco que te hace reír cada vez que piensas que esas personas que tu plasmaste en letras, se encuentran en fotografías y existen y ¿por qué no? son los potenciales actores de tu libro.

Intenten ponerle rostros reales a sus personajes y verán lo divertido que es.



Disculpen la calidad de la imagen, fue tomada con mi teléfono.

Un abrazo

Nos leemos la próxima semana.

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9 comentarios:

  1. Hasta el momento no he hecho ni siquiera fichas para mis personajes. He visto que muchas personas toman características físicas de actores, pero no es algo que haya probado.
    Mis personajes suelen venir a mí de otro modo. Es más común que primero me hablen y a partir de su voz comience a prestar atención a su apariencia y después ellos solos van definiendo su carácter.
    Me está pasando con una protagonista de una historia que estoy escribiendo que primero se presentó físicamente y su personalidad no es precisamente la que hubiera esperado de ella, así que imagínense qué de vueltas ha dado la historia :-)

    Buen artículo, como siempre. Si un día me animo a hacer algo como tú (no recuerdo el nombre del collage de personajes, jeje) les contaré mi experiencia.

    Besos!!

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  2. Hola Maga, que bueno es leer tu experiencia. Yo creo que cada uno de los personajes de diferentes historias se presenta diferente.
    En Café y Maritinis uno de mis protagonistas se presentó con facciones pero sin rostro específico. El otro sin duda por que lo vi. Pero la chica fue por personalidad y tipo de mujer de mi pais con un toque exótico.
    Pero sin duda, cada uno se presenta (y hace) lo que les da la gana.

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  3. Hola Helena, buen artículo. A mí los personajes me llegan desconocidos, los veo en una escena como si los viera por primera en la calle, luego, a medida que la historia fluye, es que voy conociendo su personalidad y sus rasgos.
    Nunca he podido conocer de primeras a un personaje y comenzar a escribir sobre él, ellos se van descubriendo poco a poco con la historia, emocionandome a mí también con saber qué sucederá más adelante, cómo actuaran ante una situación.
    Al final es que podría hacer una ficha de ellos y sentarme a pensar en sus verdaderas personalidades, reflexionando el por qué de su modo de actuar.
    No sé si es correcto de esa forma, pero así es como me llega la inspiración y yo la sigo...
    Felicidades por el artículo, nos seguiremos leyendo.

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  4. Hola JJ creo que no hay una forma correcta o una incorrecta, solo diferentes maneras. A mí (como dije antes) me llegaron tres de mis personajes de manera diferente. Solo que luego de saber sus facciones o su forma de ser los imaginé como personas y busqué sus parecidos en internet. Algunas de mis fotos, no tengo la menor idea de quien son :)
    Igualmente quizá no tienes una musa, quizá los personajes solo "llegan".
    Pero creo que es divertido pornerle un rostro "real" a tu personaje.

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  5. La idea del scrapbook me ha gustado tanto que he hecho también el mío. Espero les guste: http://alexrisley.blogspot.com/
    Besos!!!!

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  6. Excelente el scrapbook de Amar a un mentiroso, Alexandra!
    Te ha quedado muy bonito y profesional.
    Un beso

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  7. Está buenísimo tu scrapbook Alexandra! Por favor cuéntame que tal te pareció la experiencia de ponerle rostro a tus personajes. A mí me parece divertidísimo.

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  8. Gracias! Ciertamente me pareció muy divertido. Tenía en mente estas caras al momento de escribir mi novela; me imaginaba sus gestos y sus voces al leer los diálogos. Esta técnica me hace fluir porque es como si los actores me proporcionaran sus ideas de cómo deben ser los personajes. Esta gente me ha inspirado, definitivamente.
    Besos!

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  9. ¡Guaaau!¡¡¡Está practica de la que nos cuentas es un ritual para mí!!! :D Y es en verdad divertido y útil, al menos para mí.

    Lo que yo siempre hago es primero situar la historia. No tengo todo perfectamente planeado pero más o menos pienso en los sucesos claves de la novela, en los protagonistas y en los personajes que necesito para digir la historia a donde quiero.

    Una vez hecho esto empieza mi búsqueda de poner caras a los personajes. Y puedo tirarme hasta tres horas mirando páginas y páginas de actores y modelos en Internet... y es que sus caras hablan por mí y ella msimas me gritan: ¡Soy yo el rostro ideal para X!

    Y qué decir, que una vez he acordado la imágen de todos los personajes importantes me pongo a hacer sus fichas y de algún modo me inpiran a la hora de darles unas características psicológicas y una historia.

    Y es que creo firmemente que el alma de la novela está en los personajes, así que me tomo mucho tiempo dotándoles de cualidades propias que los hagan únicos :). Y es algo con lo que, he de decir, disfruto muchísimo.

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