A los nueve años logré leer mi primera novela de principio a fin, sin saltarme un solo párrafo. El mérito no fue solo mío. Del otro lado del espejo había una maravillosa urdidora que supo guiar a una niña curiosa a través de cuatrocientas páginas, sin soltarle nunca la mano.
El libro se llamaba Promise Me Tomorrow, era muy pequeño y tenía letras microscópicas. Lo encontré revolviendo las cajas de cartón de la biblioteca de la escuela bilingüe donde daba clases mi madre.
No recuerdo detalles del argumento. Pero si cierro los ojos ahora mismo y me concentro, el perfume de aquel libro aún me acompaña.
Aquí les dejo dos fragmentos de una entrevista a Nora.
¿Qué define a mis novelas? No estoy segura. Es difícil situarme fuera de ellas. Un lector podría responder a esta pregunta mucho mejor que yo. De cualquier manera, me gusta pensar en mis historias como en una gran ensalada, una mezcla de sabores donde todo puede suceder. Por supuesto, la relación amorosa entre los protagonistas siempre estará en el centro de esta ensalada. Y por ende, siempre entrará en conflicto con los diversos ingredientes y condimentos de la trama.
Además, me preocupa la fortaleza de mis personajes. Particularmente de mis personajes femeninos. Al comenzar, puede que lance al camino a una mujer con el corazón hecho trizas. Pero, en el transcurso de la historia, esa mujer deberá ir recuperando su fortaleza. Porque es imposible tener una relación fuerte y sana si una misma no se siente fuerte y sana. Y esto vale tanto para la mujer como para el hombre. Creo que en una pareja uno debe conocer y aceptar las debilidades del otro. Poder decir: “Sé que a veces te comportas como un estúpido; muy bien, te acepto tal como eres, incluso con tus estupideces… Porque también yo suelo tener mis momentos de pura estupidez, y espero que me aceptes tal cual soy”. Esta actitud hace fuerte a cualquier pareja. Y esto es lo que trato de reflejar cuando escribo a mis personajes.
No creo ser esa mujer romántica clásica que espera todo el tiempo flores y dulces y paseos bajo la luna. Soy mucho más práctica. ¿Qué es lo más romántico que puede hacer mi marido por mí? Lavar los platos. ¡Y lo digo en serio! Yo hago la comida y él se moja los brazos. Eso es verdadero compañerismo. Y es una parte muy importante de nuestro romance. Que tu pareja esté dispuesta a trabajar contigo codo a codo, de igual a igual, como en una sociedad, creo que allí está la clave.
A la hora de dar vida a los personajes, intento no ceñirme a mis puntos de vista personales. Ellos tienen que vivir y sentir a su modo, debe haber una verdad que provenga de su interior, de su propia lógica.
Hay lectoras que cuando leen novelas esperan encontrar al “macho alfa” o al “chico malo”. Les encanta leer acerca de esa clase de hombres. Sin embargo, en la vida real, esas mismas mujeres se sienten atraídas por el hombre bueno y gentil, aquel que las cuida y las comprende. Y viceversa. Aquellas que aman a los chicos buenos en la ficción, en sus vidas diarias se ven envueltas en relaciones tormentosas. Entonces, como escritora, no sería inteligente limitarme a un solo tipo de personaje y no aprovechar la variedad de dinámicas existentes.
Recursos
Sitio oficial de Nora Roberts