En mis libros el romance está mezclado con mucha acción y fantasía. Soy una fanática de las películas de acción y esto ha influido desde siempre en mi escritura. Sin embargo, en estas películas no suele haber grandes romances. Y al menos a mí, como espectadora, lo que de verdad me engancha a los personajes es el romance. Entonces me propuse trabajar con la acción pura en cada una de mis series, pero siempre dotándola de profundidad y emoción.
Siento que nací escritora y este sentimiento me acompaña desde niña. Curiosamente nunca había considerado la idea de publicar. Escribía mucho, pero sólo para mí, como un modo de descansar de otros asuntos más prácticos. Hay gente que llega a casa y se toma un copa, yo llegaba y me ponía a escribir. Una amiga me convenció para asistir a un taller literario. Allí, los otros escritores decían cosas como: “he estado trabajando en mi manuscrito durante catorce años”, o: “me cuesta encontrar un hueco entre los asuntos de la oficina para terminar de escribir algo”.Oír todo eso me dejó en un estado de shock. A esas alturas, en casa yo guardaba unos cincuenta manuscritos terminados. ¡Cincuenta manuscritos y ningún libro publicado!
Cuando me siento a escribir, las historias se presentan de una manera tan vívida que no puedo dejar de asombrarme. A veces se acerca uno de mis lectores y dice algo así como: “Wow, descubrí al asesino en la primera página”. Entonces le pregunto: “¿De veras?” Porque yo misma no lo supe hasta que no escribí el final del libro. Lo que quiero decir es que el libro y sus personajes cobran vida propia a medida que los escribo. Y yo me apasiono tanto con ellos… creo que si no sintiera esa pasión por mis personajes, mis lectores jamás podrían tomárselos en serio.
Si la novela paranormal genera tanto interés es porque da un margen de libertad muy amplio. Se pueden hacer cosas realmente distintas dentro del género. Es como sacar a los lectores fuera de sus vidas diarias por unas cuantas horas y ofrecerles la oportunidad de experimentar un mundo excitante y fantástico.
Siempre he contado historias. De pequeña juntaba a mis hermanos en una ronda y les contaba una historia. Incluso si ellos no querían. Yo era una de las mayores, de manera que les podía dar la órden de que se quedaran en sus lugares y me escucharan sin protestar. (Risas)
La verdad es que uno escribe sobre lo que sabe. Y yo escribo acerca de la familia, de la fortaleza, de los problemas que enfrenta una mujer, de lo que pasa cuando un hombre vuelve de la guerra, de las heridas, tanto físicas como espirituales. Tomo cualquiera de estos temas y les doy una forma nueva. Ya sea que hable de vampiros o de hombres que mutan en leopardos, siempre busco transmitir una verdad.
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