La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. José Ortega y Gasset
En estos días estaba viendo televisión, uno de mis programas favoritos, me he convertido en una de esas personas que solo ven NetGeo o History Channel, aunque acepto que no me canso de ver los capítulos repetidos de Friends, The Nanny, Seinfield o Will & Grace.
Debo decir que mis programas favoritos de NatGeo son esos programas de estadísticas o los que explican la física de manera simpática. Como la Ciencia de lo Absurdo que explica las leyes de la física con bloopers o Juegos mentales que te explica todo lo que es capaz de hacer nuestro cerebro.
Uno de estos programas que no me pierdo se llama en español “El juego de los números” y explica la vida con estadísticas. Este capítulo me llamó la atención porque hablaba de la belleza y como muchos de ustedes ya saben yo soy gran fan de la belleza en todas sus manifestaciones.
Este programa hizo una lista de 5 atributos que la gente encontraba en otras personas que podían ser un factor para que se enamoraran. La belleza estuvo de sexta. Todos dijeron que tenía que tener buen humor, ser amenos, cultos, inteligentes, humildes, pero nadie hablo de la belleza.
Déjenme decir esto: Es una hipocresía. Porque lo primero que hace que una persona se sienta atraída por otra es su belleza, o un rasgo físico atractivo ¿Qué esta belleza no sea igual para todos? Es así. Lo que me puede parecer hermoso a mí, a ustedes les puede parecer horrible. Pero una ley universal de atracción es que para que una persona se sienta atraída hacia otra, le tiene que gustar físicamente primero.
De hecho el estudio demostró que incluso en entrevistas de empleos, las personas que eran atractivas conseguían en un 33% más el empleo que una menos atractivas, incluso si la menos atractiva tenía mejor resume.
Este programa se paseó desde los atributos que son más atractivos en mujeres como, la seguridad, la amabilidad y claro está, la belleza, hasta como hacerse atractivo para el sexo opuesto sin cambiar tu físico. También hablaron de un factor interesante que se llama la armonía aurea, pero eso lo hablo en otra entrada.
Vivimos en una sociedad donde la belleza es una condición más que importante. Pero ojo, no tienes que ser Megan Fox (aunque a mi esposo no le gusta, pero no es una cuestión de belleza, desde que le vio los dedos de las manos y los pies, siente casi repulsión por ella. Fetiches. Eso también lo hablaré en otra entrada). Simplemente tienes que tener un rasgo atractivo y hacer que este sobresalga, ya sea tu boca, tus ojos o tu sonrisa.
Hace par de fines de semanas estaba en una reunión con un grupo de amigos y uno de ellos me dijo muy consternado, que él estaba muy preocupado porque los protagonistas de mis novelas son todos guapos y que parecían de mentira. Yo le contesté que eran de mentira, por eso se llama ficción y que si escribiera de hombre obesos que se rascan la panza, eructan y le piden dinero a la mujer porque no consiguen –ni buscan– empleo, entonces no tendría mucho éxito. Aunque pensándolo bien imagino que hay un mercado para todo y seguro que hay unos cuantos lectores que se interesarían por una historia de un hombre obeso, borracho y que vive de la mujer. Pero eso no es lo que yo escribo.
En el programa demostraban que nuestro cerebro percibe como “bello” a la composición de elementos armónicos. También gran parte de lo que la gente encontraba atractivo eran expresiones, colores y hasta situaciones. Por ejemplo; una persona vestida de color rojo resulta más atractiva para la gente, así como un hombre paseando a un perro. Así que no tienes que ser Brad Pitt o Megan Fox para ser atractivo, simplemente tienes que saber llevar lo que la naturaleza te dio.
Lo mismo sucede con los personajes de libros, en muchos de ellos los personajes son, como dice mi amigo, casi dioses. Pero existen muchos otros libros que aunque los escritores los definen como personas normales nos parecen hermosos y hasta nos enamoramos de ellos por sus proezas y acciones. Nuestro cerebro recrea a esa persona como un súper héroe, es la diferencia entre leer y ver.
Cuando leemos nosotros imaginamos a nuestros protagonistas, y dependiendo como actúen serán más o menos atractivos para nosotros. En cambien en la vida real, tenemos que sentir la atracción física primero para poder sentir atracción.
Por eso por nuestra sanidad mental debemos saber separar los dos mundos. Porque solo en uno nuestra atracción no tendrá consecuencias si nos enamoramos de un patán o un chico malo.
Un abrazo
Nos leemos pronto
Helena Moran-Hayes
@HMoranHayes
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