Habitualmente, una historia
inicia cuando llega a la mente de un escritor la imagen de un personaje heroico,
o una pareja protagónica. Si ese actor, o actores, conmueven y despiertan la
curiosidad, el autor los explora hasta crear a su alrededor una trama digna de
ser contada.
La figura del villano suele
diseñarse cuando ya existe, al menos, el argumento. Al saber qué se espera
lograr con el protagonista, se crea a esa contraparte que le permitirá
mostrarse en todo su esplendor, quien lo desafiará y obligará a que deje de
lado sus debilidades para fortalecer su determinación.
Pero, ¿qué pasa cuando el villano
se transforma en protagonista?
En la literatura podemos
encontrar buenos ejemplos de villanos protagonistas. Desde el conde Drácula, el
famoso vampiro creado por Bram Stoker, de elegantes modales, grandes poderes
sobrenaturales y un estudiado plan maléfico, hasta Tom Ripley, el asesino
americano que protagonizó cinco novelas de la autora Patricia Highsmith, un
psicópata sin escrúpulos con tanta suerte como inteligencia, que conquistó a un
gran público y transformó a su autora en una de las escritoras de suspenso más
representativas de la historia. Solo nombro a ese par para no alargar la
lectura.
Las villanas de los cuentos de
hadas se encuentran entre las más recordadas de la literatura. Aunque al crecer
cada quien establece sus preferencias por un género, en algún momento de
nuestra niñez tuvimos que escuchar los cuentos clásicos de Cenicienta,
Blancanieves, La Bella Durmiente o Hansel y Gretel, entre otros, topándonos con
alguna de esas terribles mujeres. Las apariciones de estas malvadas solía ser
pequeña, pero determinante, dominada solo por el odio y la envidia. Sus
acciones eran lo que generaban el conflicto, unía a los protagonistas o los
volvía heroicos.
Maléfica forma parte de ese grupo.
La encontramos en el cuento La Bella
Durmiente del Bosque, que según Wikipedia, nació gracias a la tradición
oral. Las versiones más difundidas fueron tomadas de las publicaciones: Sol, Luna y Talía, del italiano Giambattista
Basile (Pentamerón, 1634); La bella del bosque durmiente, del
francés Charles Perrault (Los cuentos de
mamá gansa, 1697); y Rosita de Espino,
de los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (Cuentos
de la Infancia y el Hogar, 1812).
Las versiones más actuales suelen
ser relatos basados en el cuento de Perrault e influenciados por elementos del
de los Hermanos Grimm. El guión de la película creada por los estudios Walt
Disney en 1959, tuvo como base esas dos publicaciones, lográndose una versión
cinematográfica que ayudó a popularizar la historia a nivel mundial.
En esa película se argumenta que
tras una larga esterilidad, un rey y su reina tienen una hija. Realizan un
festejo en honor de la niña e invitan a varias damas (hadas madrinas), que
mediante encantamientos le otorgan dones positivos. Pero entonces, irrumpe una a
la que olvidaron invitar, y furiosa, sentencia que al crecer la niña se
pinchará con un huso y morirá. Pero un hada que aún no había obsequiado sus
dones mitiga la maldición: la princesa se pinchará con un huso, pero en vez de
morir, dormirá durante un siglo.
Fue así como Maléfica logra
formar parte de la cultura literaria de la humanidad. Una bruja malvada que se
venga de unos reyes por no ser invitada
a una fiesta, y dieciséis años después, aparece en forma de “anciana
inocente” para asegurarse de que su víctima caiga en su designio. Un argumento
sencillo para justificar a un personaje malvado y lograr una historia.
Siglos atrás, los lectores se
conformaban con ese tipo de argumentos que ahora son considerados “historias
para niños”, por lo sencillo, directo y claro de su mensaje; pero en la
actualidad, los lectores buscan personajes más complejos, que muestren las
razones que mueven sus acciones y los hayan llevado a ser cómo son.
Las primeras versiones del cuento
La Bella Durmiente del Bosque se
crearon con el fin de mostrar los miedos y tabúes de épocas antiguas, para eso
era necesario la creación de un personaje malvado y vengativo que solo generara
las situaciones necesarias. Hoy día no solo se busca narrar un hecho, sino mostrar
sus causas, consecuencias, y en algunos de los casos, sus posibles soluciones,
se exige observar el problema desde todas sus perspectivas, eso ayudará además,
a presentar una cara nueva de una situación ya conocida.
Maléfica (Maleficent), la última
película de los estudios Walt Disney, retoma el personaje villano del cuento La Bella Durmiente del Bosque y lo
explora, otorgándole al mito una cualidad natural, una razón que justifique sus
acciones. Decidieron presentar la historia de la bruja narrada desde sus
comienzos, enseñándonos que su origen siempre fue el de la bondad y el amor por
el bosque, pero luego, por un traumático desengaño amoroso le son cortadas las
alas, lo que la identifica como hada, robándole de esa manera su identidad.
La propia actriz Angelina Jolie
confiesa en una entrevista, que esas primeras escenas son la metáfora de una
violación (agresión sexual): “La raíz de Maléfica es el abuso y cómo los
abusados tienen la decisión de abusar también de otros o de superarse y seguir
amando al prójimo”.
Lo que hicieron los guionistas
fue cambiar la premisa de la
historia. La fuente del argumento de la película no era narrar un hecho tabú de
una sociedad en decadencia, sino mostrar las consecuencias devastadoras que
puede generar en una persona una agresión. Con esa nueva concepción, se
reinventó al personaje, se centraron en las consecuencias que generó el hecho
traumático del que fue víctima, y cómo manejó sus propios miedos y dolores. Ahora
la bruja vengativa y envidiosa era humanizada, la dotaron de trascendencia, la
abarcaron en su totalidad, la comprendieron e hicieron evidente su intención.
En Maléfica (Maleficent) encontramos
a un personaje más consistente y atrapante, que logra quedar plasmado en la
memoria, y todo gracias al cambio de la premisa
en la historia.
Te propongo que antes de diseñar
un personaje, e incluso, antes de establecer el argumento de una novela,
cuento, relato o cualquier otro texto, establezcas la premisa, la idea central,
ella te ayudará a establecer el camino para la personalidad de tus actores.
Y no te impongas límites. Aunque
la historia llegó a ti a través de un personaje o una escena específica, no
temas mirarla desde otras perspectivas, pudiera ser, desde los ojos del villano.
Hazlo como un experimento, tal vez, pudieras lograr un escrito de mayor fuerza que
garantice un efecto más efectivo en el lector.
¿Qué opinas?
Jonaira Campagnuolo
Cursos y asesorías: jonairacam@gmail.com
¡Me encantó como reinventaron el personaje! Sin duda muestra una perspectiva diferente y muy conmovedora a lo que estamos acostumbrados: "siempre vemos y señalamos quien es el malo, pero nunca consideramos las razones por la que lo fue"
ResponderEliminar¡Muy bueno! Una manera diferente de ver a los personajes.
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