viernes, 20 de junio de 2014

Maléfica, cómo reinventar un personaje




Habitualmente, una historia inicia cuando llega a la mente de un escritor la imagen de un personaje heroico, o una pareja protagónica. Si ese actor, o actores, conmueven y despiertan la curiosidad, el autor los explora hasta crear a su alrededor una trama digna de ser contada.

La figura del villano suele diseñarse cuando ya existe, al menos, el argumento. Al saber qué se espera lograr con el protagonista, se crea a esa contraparte que le permitirá mostrarse en todo su esplendor, quien lo desafiará y obligará a que deje de lado sus debilidades para fortalecer su determinación.

Pero, ¿qué pasa cuando el villano se transforma en protagonista?

En la literatura podemos encontrar buenos ejemplos de villanos protagonistas. Desde el conde Drácula, el famoso vampiro creado por Bram Stoker, de elegantes modales, grandes poderes sobrenaturales y un estudiado plan maléfico, hasta Tom Ripley, el asesino americano que protagonizó cinco novelas de la autora Patricia Highsmith, un psicópata sin escrúpulos con tanta suerte como inteligencia, que conquistó a un gran público y transformó a su autora en una de las escritoras de suspenso más representativas de la historia. Solo nombro a ese par para no alargar la lectura.

Las villanas de los cuentos de hadas se encuentran entre las más recordadas de la literatura. Aunque al crecer cada quien establece sus preferencias por un género, en algún momento de nuestra niñez tuvimos que escuchar los cuentos clásicos de Cenicienta, Blancanieves, La Bella Durmiente o Hansel y Gretel, entre otros, topándonos con alguna de esas terribles mujeres. Las apariciones de estas malvadas solía ser pequeña, pero determinante, dominada solo por el odio y la envidia. Sus acciones eran lo que generaban el conflicto, unía a los protagonistas o los volvía heroicos.

Maléfica forma parte de ese grupo. La encontramos en el cuento La Bella Durmiente del Bosque, que según Wikipedia, nació gracias a la tradición oral. Las versiones más difundidas fueron tomadas de las publicaciones: Sol, Luna y Talía, del italiano Giambattista Basile (Pentamerón, 1634); La bella del bosque durmiente, del francés Charles Perrault (Los cuentos de mamá gansa, 1697); y Rosita de Espino, de los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (Cuentos de la Infancia y el Hogar, 1812).

Las versiones más actuales suelen ser relatos basados en el cuento de Perrault e influenciados por elementos del de los Hermanos Grimm. El guión de la película creada por los estudios Walt Disney en 1959, tuvo como base esas dos publicaciones, lográndose una versión cinematográfica que ayudó a popularizar la historia a nivel mundial.

En esa película se argumenta que tras una larga esterilidad, un rey y su reina tienen una hija. Realizan un festejo en honor de la niña e invitan a varias damas (hadas madrinas), que mediante encantamientos le otorgan dones positivos. Pero entonces, irrumpe una a la que olvidaron invitar, y furiosa, sentencia que al crecer la niña se pinchará con un huso y morirá. Pero un hada que aún no había obsequiado sus dones mitiga la maldición: la princesa se pinchará con un huso, pero en vez de morir, dormirá durante un siglo.

Fue así como Maléfica logra formar parte de la cultura literaria de la humanidad. Una bruja malvada que se venga de unos reyes por no ser invitada a una fiesta, y dieciséis años después, aparece en forma de “anciana inocente” para asegurarse de que su víctima caiga en su designio. Un argumento sencillo para justificar a un personaje malvado y lograr una historia.

Siglos atrás, los lectores se conformaban con ese tipo de argumentos que ahora son considerados “historias para niños”, por lo sencillo, directo y claro de su mensaje; pero en la actualidad, los lectores buscan personajes más complejos, que muestren las razones que mueven sus acciones y los hayan llevado a ser cómo son.

Las primeras versiones del cuento La Bella Durmiente del Bosque se crearon con el fin de mostrar los miedos y tabúes de épocas antiguas, para eso era necesario la creación de un personaje malvado y vengativo que solo generara las situaciones necesarias. Hoy día no solo se busca narrar un hecho, sino mostrar sus causas, consecuencias, y en algunos de los casos, sus posibles soluciones, se exige observar el problema desde todas sus perspectivas, eso ayudará además, a presentar una cara nueva de una situación ya conocida.

Maléfica (Maleficent), la última película de los estudios Walt Disney, retoma el personaje villano del cuento La Bella Durmiente del Bosque y lo explora, otorgándole al mito una cualidad natural, una razón que justifique sus acciones. Decidieron presentar la historia de la bruja narrada desde sus comienzos, enseñándonos que su origen siempre fue el de la bondad y el amor por el bosque, pero luego, por un traumático desengaño amoroso le son cortadas las alas, lo que la identifica como hada, robándole de esa manera su identidad.

La propia actriz Angelina Jolie confiesa en una entrevista, que esas primeras escenas son la metáfora de una violación (agresión sexual): “La raíz de Maléfica es el abuso y cómo los abusados tienen la decisión de abusar también de otros o de superarse y seguir amando al prójimo”.

Lo que hicieron los guionistas fue cambiar la premisa de la historia. La fuente del argumento de la película no era narrar un hecho tabú de una sociedad en decadencia, sino mostrar las consecuencias devastadoras que puede generar en una persona una agresión. Con esa nueva concepción, se reinventó al personaje, se centraron en las consecuencias que generó el hecho traumático del que fue víctima, y cómo manejó sus propios miedos y dolores. Ahora la bruja vengativa y envidiosa era humanizada, la dotaron de trascendencia, la abarcaron en su totalidad, la comprendieron e hicieron evidente su intención.

En Maléfica (Maleficent) encontramos a un personaje más consistente y atrapante, que logra quedar plasmado en la memoria, y todo gracias al cambio de la premisa en la historia.

Te propongo que antes de diseñar un personaje, e incluso, antes de establecer el argumento de una novela, cuento, relato o cualquier otro texto, establezcas la premisa, la idea central, ella te ayudará a establecer el camino para la personalidad de tus actores.

Y no te impongas límites. Aunque la historia llegó a ti a través de un personaje o una escena específica, no temas mirarla desde otras perspectivas, pudiera ser, desde los ojos del villano. Hazlo como un experimento, tal vez, pudieras lograr un escrito de mayor fuerza que garantice un efecto más efectivo en el lector.

¿Qué opinas?






Jonaira Campagnuolo
Cursos y asesorías: jonairacam@gmail.com


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2 comentarios:

  1. ¡Me encantó como reinventaron el personaje! Sin duda muestra una perspectiva diferente y muy conmovedora a lo que estamos acostumbrados: "siempre vemos y señalamos quien es el malo, pero nunca consideramos las razones por la que lo fue"

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  2. ¡Muy bueno! Una manera diferente de ver a los personajes.

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