lunes, 26 de mayo de 2014

"La novela romántica contemporánea carece de argumentos sólidos"



Con esa frase —que merece ser titular para un buen debate— me han recibido varias personas cada vez que les digo: “soy fan acérrima de la novela romántica”. 

Como lectora, soy objeto de muchas críticas y juicios sobre el tipo de libros por los que tengo inclinación. Se han burlado de las portadas seductoras y presuntuosas (para algunos el término seria vulgar), de las heroínas vírgenes que tiemblan ante sus bárbaros de torso desnudo, pero sobre todo, se han carcajeado de contribuir a aumentar la cifra de mujeres con depresión al crear ese hombre perfecto con expectativas "falsas" ¿Cómico, no es así?

Por supuesto que, cuando eso pasa, trato de sonreír y decir algo ingenioso para defender mi género con el orgullo y gracia que se merece. Y esta vez, no ha sido la excepción. 




¿Es la novela romántica un rechazo del feminismo moderno? 

Parece que algunos que se llaman escritores-lectores de otros géneros, han reflexionado sobre por qué la mujer contemporánea lee novelas de amor. Analizan la cultura y se pregunta si estamos satisfechas y contentas con nuestra suerte y época de tiempo. 

Hace unos días, Amanda Faulker, una amiga trotamundos con la que comparto la afición por la lectura me envió un artículo muy controversial: Damsels In Distress: Why Do So Many Contemporary Women Read Old-Fashioned Romance Novels?  que en español quiere decir: Damas en apuros: ¿Porqué muchas mujeres actuales leen novelas románticas pasadas de moda? y después de leerlo, no pude evitar expresar abiertamente mi punto de vista al respecto.

Para aligerar la lectura y compresión de este post, he traducido la parte más importantes del artículo:


"La otra mañana, me subí al metro y me senté al lado de una atractiva y rubia mujer que estaba leyendo algo en su iPad. 

Estaba muy bien vestida, cargando una bolsa Prada y maquillada con buen gusto, un hecho que, dejaba en claro que ella emanaba un aire inconfundible de la riqueza, el éxito material e incluso la autoridad. Yo sospechaba que ella trabajaba en Wall Street, de esos que son muy bien pagados, como corredora de bolsa o algo de esa calaña. 

Así que, yo tenía curiosidad por ver lo que estaba estudiando con tanta atención ¿The Wall Street Journal, tal vez? ¿The New York Times? ¿The Economist? 

Pero fue todo lo contrario; ella estaba hipnotizada por una novela romántica. Y me di cuenta porque me fijé en unos pocos párrafos escritos en ese estilo sentimental. Y luego se me ocurrió que con el anonimato de su iPad (es decir, en lugar de un libro de bolsillo con una portada absurda de un musculoso con el torso desnudo y quien tiene en sus brazos a una bella ingenua) no estaba sintiendo ningún tipo de vergüenza sobre su elección de material de lectura. 

Después de todo, las novelas románticas caen en la misma categoría sórdida como porno suave. 

Esas historias de “ROMANCE” son a la literatura lo que los perros calientes son a la cocina: hecha con rapidez, sabrosa, abundante, temporalmente satisfactorio, pero sin valor nutritivo alguno. 

Sin embargo, el género sigue siendo bastante popular. Aún así, me permito sugerir que si alguien está enamorado de novelas románticas, quizás debería evitar los libros contemporáneos y leer las hermosas, profundas y conmovedoras obras de las escritoras del siglo 19, como Jane Austen y las hermanas Brontë, que combinan el romanticismo con la realidad fría y dura de la humanidad"


Astutamente, Palash Ghosh, termina su artículo de una manera tan sardónica que le sugiere a los lectores  no bajar sus estándares más allá de los clásicos antes mencionados y evitar a toda costa las "enervadas" novelas contemporáneas.

De hecho, algo muy curioso (y que no lo traducí pero lo comenta), es que él parece desconcertando al darse cuenta de las estadísticas de RWA que muestran con gran evidencia la enorme popularidad y ganancias en la industria romántica. 

El escritor, nunca ha leído una novela romántica, incluso no se ha tomado la molestia de ser observador y justo en su investigación para el artículo. 

Pero ¡vamos! seamos honestos. 

Arrojando y vociferando comentarios negativos hacia él no aportaremos nada. Como lo dije al inicio, tenemos que defender y levantar el género con elegancia y la gracia que se merece. Por lo tanto, voy a tratar de refutar coherencia este artículo mediante el uso del análisis de mi amiga Amanda Faulkner y la investigación de esta servidora del por qué las mujeres de hoy en día leen novelas románticas. 

En primer lugar, aclaro que me acerco a este columnista como una lectora ávida, no como la escritora que pretendo ser. 

Y entrados en materia, examinemos la siguiente pregunta 

¿Las mujeres leemos romance porque estamos descontentas con el mundo? 

Creo que sí, a veces sí. A veces no. 

Como cualquier material de lectura, ciencia ficción, suspenso, terror, etcétera, la lectura es una forma de escape. 

Vamos a un libro porque confiamos en que el escritor nos llevará a un mundo imaginario en el que el actual se escabulle. 

Cuando disfrutamos de Dickens, de Jane Austen o de Agatha Christie, estamos tratando de salir de nuestras circunstancias actuales. 

¿Significa esto que somos infelices con frecuencia

No. Afortunadamente, soy una persona muy feliz y contenta que disfruta leyendo romance por una variedad de razones, las cuales llegaremos en un momento. 

Pero asumir que las mujeres desean cambiar sus circunstancias, y están leyendo una novela de amor para lograr este objetivo es absurdo... y poco realista. 

Al final de cualquier libro, queremos sentir y experimentar ciertas emociones, ya sea tristeza, lágrimas, rabia, frustración, felicidad, etcétera. Un libro hace su trabajo al darle esos sentimientos.  A veces un libro nos hace reflexionar sobre las circunstancias días después de leer. 

Las novelas románticas no siempre se basan en "felices para siempre". En ocasiones solo dos brindan la esperanza de un futuro mejor de lo que nosotros creíamos que era lo correcto. 

Así, cuando los lectores toma el libro, confían en un final esperanzador.

El hecho de que los lectores disfrutan de la emoción de felicidad por leer que una historia funcione no significa que es poco realista. 

El señor Ghosh, necesita mejorar sus argumentos cuando se refiere a las novelas contemporáneas.

Por ejemplo, las historias más populares de este estilo, desde Kristen Higgin, Jill Shalvis, Lisa Kleypas, Diana Palmer, Susan Elisabeth Phillips y muchas más, combinan un rico sentido de la realidad en el marco de un final feliz. 

No es color de rosa, no señor. Hay cuestiones más profundas y realistas abordados que incluyen algunos elementos muy oscuros como el abuso, la violación, el divorcio, la discapacidad, la muerte y las decepciones cotidianas que erosionan nuestra esperanza y actitud positiva en la vida. 

Y en medio de estas cuestiones, es cuando el héroe y la heroína luchan con sus propios demonios  que emergen de sus pasados. 

Todo el mundo tiene problemas. 

Todo el mundo tiene barreras para el amor. Todos  experimenta la depresión y el dolor y la angustia. 

Y todas estas emociones están palpables en las páginas de las novelas románticas contemporáneas, y no son fáciles de resolver, pero dan una esperanza de un futuro mejor.

¿Es un engaño desear que los problemas se puedan superar con esfuerzo, tolerancia, respeto y amor? 
¿Es esto artificioso? ¿Es esto una comida callejera? ¿Es esto un perrito caliente? 

Las novelas románticas no se hacen rápidamente. Yo trato de escribirlas. Y lo sé: meses de investigación, atención, escritura de horas y horas de perfeccionamiento del oficio, crear buenos diálogos y consolidar la trama son parte de los cimientos que están detrás de las escenas. 

Y debido a que son tan populares, los lectores son aún más conscientes de lo que es bueno y lo que no lo es. 

Ellos mismos son los primeros en reaccionar si utilizamos un lenguaje o investigamos de forma incorrecta. Lo he visto. Son el grupo más inteligente de personas en el mundo. 

Palash, interpreta la lectura de novelas románticas como un intento de escapar de nuestra infelicidad con la sociedad actual y eso es ridículo y desatinado…en muchos niveles.

Daría la bienvenida a un debate más intelectual, si este tipo de personas —que critican la novela romántica como si fuera pecado— leyeran uno de los géneros más vendidos.

Hasta entonces, disfrutaré de una buena lectura ¡Y no, no será un perro caliente! 


¡Hasta el próximo lunes!

Sianny Mckay
Skype: @siannyad
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5 comentarios:

  1. Es un tema que se ha discutido tantas veces y que seguirá haciéndolo. Yo personalmente voy mucho más lejos con mi adicción a la romántica y no me acerco al subgénero drama/sentimental, sencillamente porque necesito un final feliz. No me avergüenzo de decirlo y no juzgo a los que prefieren otro tipo de lectura. También soy una persona feliz y al cuestionarme por qué leo y por qué empecé a escribir romántica, me di cuenta que la respuesta más cerca de la verdad es que soy adicta a las emociones. Se me sugirió de forma elegante que jamás llegaré a ser considerada una escritora “seria”, más, que no llegaré a hacerlo bien hasta que no lea a todos los clásicos, de todos los géneros. Pues leo por placer y escribo por placer. Totalmente de acuerdo con tu punto de vista. Una entrada genial. Besitos

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  2. Así es Haimi, vos resumiste en cuatro palabras el porqué nos aficionamos por la novela romántica: "Adicción a las emociones".
    Supongo que, conforme uno va escribiendo o leyendo, va puliendo sus preferencias, sean clásicos o no. De hecho, tengo que reconocer que no todas las novelas consideradas como "clásicos de lectura obligatoria" me gustan del todo, es más, algunos ni siquiera los he leído. Y es aquí, precisamente, donde comienza la polémica: "cuando una oveja toma otro camino literario, se sale del rebaño y deja a un lado las lecturas impuestas por la sociedad" :).

    Muchas gracias por comentar la entrada, Haimi.

    Un beso grande.

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  3. Excelente entrada Sianny.

    Estoy completamente de acuerdo contigo. Por desgracia son muchos los tópicos que tenemos que soportar quienes, ya sea como lectores o como escritores, amamos la novela romántica. Y, lo peor de todo, es que la mayoría de las veces los que nos censuran por nuestros gustos ni siquiera tienen formada una opinión propia sobre ellos porque, como se enorgullecen en confesar, jamás han leído nada que huela a "novela rosa". No sé yo qué validez pueden tener sus opiniones, la verdad. Cuando vamos a hablar sobre algo lo mínimo que debemos hacer es informarnos y no dejarnos llevar por lo que "se dice de".

    En lo que difiero es en la visión de los clásicos. Igual es porque a mí sí me encanta la novela sentimental y, por lo general, los clásicos me gustan y me han dado muy buenos momentos, pero creo que son de lectura obligada para todo el que pretenda dedicarse a la literatura de manera profesional. Si solo te gusta como lector es otra cosa, busca lo que te entretiene y ya está, pero si quieres escribir tus propias historias creo que deberías conocer a los que se consideran los maestros del género. ¿Quién mejor que ellos para enseñarte? Aunque cuando llegues a la última página de la novela lo único que hayas aprendido de ese autor/a sea lo que no quieres escribir. También cuando estudiamos tenemos asignaturas que no nos gustan pero aún así debemos estudiarlas para conocer bien lo que sea que estamos aprendiendo. Pero bueno, esto es solo mi opinión personal ;).

    Un beso muy fuerte y, como siempre, es un placer leerte.

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  4. Hola Adri, ¡Qué bueno encontrarte de nuevo por aquí! Lamentablemente, es como dices, muchos se dejan llevar por los prejuicios literarios y critican sin argumentos firmes un género que nunca han leído.
    También te entiendo cuando hablas sobre los clásicos obligados para nuevos escritores, no difiero en que sean buenos maestros sino en mis gustos literarios. He leído unos y otros los he empezado y dejo abandonados porque no les encuentro sentido. Personas allegadas, me comentan que están mal traducidos y es por eso que no me agradan. (Creo que debo buscarlos en su idioma original, quizás he tenido mala suerte con las ediciones que compro). :)

    Un beso enorme y gracias comentar, Adri.







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  5. Hola Sianny, no sé si se duplicará este comentario ya que me ha sucedido un fallo. Excelente artículo en torno a un problema que siempre está ahí con la novela romántica. En mi caso leo y escribo novela romántica desde hace algunos años porque disfruto haciéndolo. Porque me encanta crear historias que atrapen y emocionen a otras mujeres (la primera la mía jajajja) Y no me avergüenza decirlo aunque me puedan tachar de muchas cosas. Eso sí, me hace gracia cuando la gente que desprestigia a este género no ha leído una sola novela romántica en su vida. Eso es lo más delirante. El juzagar sin tener pruebas. Lo que sucede es que tal vez cuando la lean les guste y tengan que tragarse sus palabras. Creo que es un género más dentro de la literatura pero que si no es el más leído (yo creo modestamente que sí) poco le falta. Se organizan congresos, charlas, reuniones en torno a este género varias veces al año. Luego, este género está en continuo auge y evolución. Y no es verdad que las novelas contemporáneas no tengan un argumento sólido. Con tu permiso Sianny, mi última novela publicada por Romantic está gustando mucho a las lectoras porque es el afán de superación de una mujer en un mundo de hombres. Eso es un tema actual tan real como la vida misma. Las lectoras se identifican en muchas ocasiones con esos personajes y siente y se emocionan con ellos. La novela romántica despierta sentimientos y no es banal o ñoña como algunos se empeñan en calificar. Y no es un género sólo para mujeres, los hombres cada vez leemos más novela romántica y cada vez escribimos más.

    Un fuerte abrazo Sianny

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