Por Marcos Llemes
Me he contactado con escritores vía internet con el propósito de compartir junto a ellos este proceso y, a la vez, escuchar las dificultades que han tenido que superar para lograr sus obras. Lamentablemente, no he podido encontrar a alguien que tenga el mismo desafío que yo, ya que los escritores hombres con los que puede conversar han escrito ciencia ficción, suspenso y hasta fantasías épicas, pero ninguno de ellos se había atrevido con las novelas románticas.
También me he comunicado con escritoras de novela romántica y les he contado acerca de mi trabajo y la mayoría responde cosas como: “¿Romantica? Son pocos los hombres que se animan a ello.”
Este tipo de contestaciones han retumbado en mi cabeza hasta el punto de hacerme pensar si lo que estoy haciendo es lo correcto, o si mi forma de escribir un romance sería agradable para las mujeres que lo leerán; dudas que creo que solo desaparecerán el día que reciba por fin las reacciones de las lectoras.
Enfrentado a estos obstáculos mentales, me veía obligado a tomar una decisión: ¿seguir con mi proyecto o abandonarlo todo? Para mi sorpresa, la respuesta a esta pregunta llegó tan rápida e inesperadamente que hasta el día de hoy me pregunto si ha sido una decisión mía.
Mi vocación por escribir y por ser un artista ha estado dentro de mí desde que tengo memoria, escribir siempre ha sido mi actividad favorita de mi niñez y he trabajado en ello desde mi adolescencia. Fue así que luego de darme cuenta de que quería dedicarme de lleno a la literatura, decidí comenzar de una vez mi proyecto de escribir una novela romántica.
Ahora bien, sabía que publicar una historia romántica requería un gran compromiso personal. Principalmente porque existe una serie de ideas con respecto a los escritores hombres que se atreven a escribir sobre este género (y puedo decir que he escuchado y leído mucho acerca de esto). Es cierto que la educación que en general recibimos los varones no favorece demasiado de sensibilidad ni el adecuado desarrollo de la emotividad que se necesita a la hora de escribir novelas románticas. La tendencia a confundir el erotismo y la sensualidad con el sexo explícito también era algo que me jugaba en contra al momento de describir los vínculos entre los personajes.
Todo esto lo he tomado como un verdadero desafío y un reto personal que superar. Hasta donde me he dado cuenta, he tenido mucho cuidado de no cometer esos errores. Para eso, he tenido que leer, estudiar, e investigar hasta el punto de cansar mis ojos con el fin de que mi obra no sea criticada desde esa perspectiva y no ayudar a perpetuar la idea de que el hombre no sirve para escribir novelas románticas.
Recuerdo que mi última profesora de literatura, a quien admiro, dijo una vez, refiriéndose negativamente a los errores (y también a los horrores) de ortografía en las pruebas escritas de su alumnado: “El modo más fácil de aprender a escribir, es leer”; con esto quiero decir, que a pesar de toda la información que me ha dado Escribe Romántica sobre el género y la gran ayuda que me ha dado Lilly durante todo este tiempo, mi capacidad para formar ideas coherentes con determinada emotividad se la debo a las incontables horas que he pasado leyendo.
Paulo Coelho, Horacio Quiroga, Sidney Sheldon, Isabel Allende y Kat Martin son solo algunos de los tantos autores a los que admiro por su forma de narrar sus historias. He aprendido a darme cuenta de que cada uno tiene su propio estilo, desde el decir elegante y complejo de Horacio Quiroga en “Cuentos de amor, locura y muerte” hasta lo breve, conciso y seco de Lisa McMann en “Wake”.
Por último, vale admitir que desde que comencé a escribir mi novela romántica, nunca he pretendido parecerme a una mujer desde el punto de vista de la escritura. Mi deseo es que cuando un lector lea mi historia, note que está escrito por un hombre, desde un punto de vista claramente masculino.
El proceso de escribir mi novela romántica, lo reitero, ha sido un gran desafío y un inmenso compromiso, y más cuando he elegido que la protagonista de mi primera historia romántica sea una mujer.
La novela romántica en español no debería ser leída y escrita únicamente por mujeres, y uno de mis objetivos de convertirme en escritor es el de poder introducir a los hombres en el maravilloso género de la literatura romántica. Para lograrlo, me he dejado llevar por mi intuición masculina dentro de la narración romántica, cosa que ha sido –además de sencillo y natural– sumamente disfrutable, lo que me ha permitido aportar misterio, oscuridad, un poco de crueldad y una inmensa maldad por parte de la gran antagonista de mi historia.
Entre los diferentes subgéneros de la novela romántica, me decidí por el romance paranormal porque estoy seguro de que es más fácil enganchar al público masculino a través del contenido sobrenatural y las historias de ultratumba. Hasta donde lo he puesto en práctica, esto ha sido así. Muchos de mis amigos siguen mi novela capitulo a capitulo y se ven cautivados por el misterio que rodea la historia.
Sé que mi camino recién comienza, y que para que mi objetivo de escritor se cumpla, debo esforzarme mucho y perfeccionarme día a día. Tampoco pienso que esta novela cambiará la situación de los varones que escriben novela romántica, ni que a partir de la publicación de mi libro los hombres comenzarán a comprar novelas románticas como por arte de magia. Pero al menos es un primer paso.
Marcos Llemes es un joven de dieciocho años que vive en la ciudad de Salto, departamento de Uruguay. Creció bajo la sombra de grandes influencias artísticas, lo que lo motivó desde pequeño a desempeñarse en varias ramas del arte (teatro, escultura, pintura y literatura). A pesar de tener una infinidad de cuentos escritos desde su niñez, su primera novela corta la escribió a los diecisiete años, seguida de su romance paranormal Abismo. Sus influencias literarias abarcan un gran abanico de autores que comprenden desde sus ídolos uruguayos Horacio Quiroga, Juana de Ibarbourou y Mario Benedetti, hasta escritores como Stephen King, Sidney Sheldon, Charles Baudelaire y Dante Alighieri.
Como autora de novela romántica española, me agrada ver que escribes el mismo género que yo.
ResponderEliminarUn saludo y espero poder leer esa preciosa novela que has escrito alguna vez.
Me encanta. Te felicito y muchos éxitos en tu empresa.
ResponderEliminarNo estás solo, Marcos, aunque es el segundo que conozco de los que firman sus libros con nombre masculino. He leído el portugués Thiago Rebelo, y me encantó. Desde luego que un hombre mira los hechos de una manera distinta, y creo que eso es bueno para las lectoras. Somos mujeres, si solamente leemos el mundo por los ojos de las mujeres, nos quedamos cada día más estrechas de pensamientos.
ResponderEliminar@Megan
ResponderEliminarYo también espero que las novelas de Marcos y de tantos otros varones comiencen a llegar a nuestras manos con mayor frecuencia.
Un beso grande
@Isabel
Qué bueno que a tantas de nosotras nos guste encontrar voces distintas que continúen enriqueciendo la novela romántica escrita en español. Yo también le deseo muchos éxitos.
Un abrazo
@Cristina
Buen punto. Completamente de acuerdo contigo. Gracias por comentar.
Besos
Te felicito, me parece maravilloso que sigas tú sueño. Y que quieras demostrar que los hombres también pueden escribir novela romántica.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor y espero poder leer tú novela.
Actualmente estoy escribiendo una novela que relata los amores de una mujer desde su adolescencia. Ha sido difícil encarnar a este personaje, siendo hombre entiendo lo que dice
ResponderEliminarel amigo Marco. Al principio dude en desarrollar este proyecto, pero mientras mas que me negaba a seguir, me llegaban más ideas nuevas a la mente. Así que lo tomé con total serenidad y comencé a narrar la historia de esta muchacha, tan natural como se me fue posible. Mi primer desafío fue mostrar a varios conocidos este material. Recuerdo que lo envié por correo un lunes en la mañana y había llegado el viernes y aun no tenia ninguna respuesta, alguna critica a favor o en contra ,sencillamente la historia no parecía ser buena a los ojos de los demás. Lo otro que intente fue imprimir el primer capitulo después de editar ciertas cosas, pero el efecto parecía ser el mismo. Eso me estaba desmoralizando a tal punto de dejar todo y dedicar mi tiempo a otra cosa. Hasta que un dia me atreví a preguntar cual era la razón del porque no había recibido ninguna respuesta. La persona me confesó que la novela estaba narrada de manera algo artificial, es decir, estaba tratando de contar la historia como lo haría una mujer . Cosa que dicha persona noto de inmediato. Así que deje de tonterías y comencé a narrar como si estuviera contando cualquier historia. Tuve que editar casi todo, pero valió la pena hacerlo. ahora no me dejan tranquilo, preguntándome cuando estará listo el libro.
Soy escritor de romántica y conozco a muchos otros autores, el problema es que las editoriales no apuestan por nosotros por eso somos menos conocidos.
ResponderEliminarMe gusta el artículo el lado masculino de la novela romántica del escritor Marcos Llemes, soy escritor empírico dentro de mis escritos, escribi una novela romantica "El amor de Aurora" tambien conjeturaba ¿yo escribiendo romántica? Pero segui adelante y estoy en proceso de auto revisión y después un corrector externo, tambien estoy en este desafio.
ResponderEliminarEs triste ver que, en pleno siglo XXI, todavía los hombres tengan que ocultar sus nombres bajo seudónimo femenino. Me recuerda a los casos de Fernán Caballero, en el siglo XIX y a Vieginia Wolf, en el siglo XX. Hay cosas que no cambian. Solo que en este caso, se le ha dado "la vuelta a la tortilla".
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