lunes, 17 de diciembre de 2012

Curiosidades: Época Victoriana

Por Loly P.

A lo largo de mi experiencia como lectora de género romántico, especialmente de aquellas ambientadas en periodos históricos destacando el Romanticismo, quiero hacer un post donde transmitir los aspectos históricos que las autoras de este género no incluyen en sus novelas y que sin embargo son tan característicos de la época.
Tengo grabada en mi retina la escena de Orgullo y Prejuicio (2011) cuando Darcy toca a Elizabeth para ayudarla a subir al carruaje. ¿No ven lo extraordinario de la escena? El hecho de que no esté presente en el libro de Jane Austen, es por pura lógica: estaba prohibido tocar al género contrario si este no era parte de la familia (y aun en este ámbito existía una separación genérica causando que los hermanos y las hermanas no tuviesen mucho contacto entre sí). Es lo insólito de este hecho lo que destaca determinadas versiones de esta gran novela en el cine.
Antes de comenzar con esta pequeña guía “victoriana”, quiero hacer referencia a uno elemento de adorno –que en el s. XIX sería abandonado-, como es el lunar postizo. Este tipo de complemento fue producto de las secuelas de la viruela que en el s. XVIII se convirtió en un elemento indispensable tanto para caballeros (dandys) como para las damas.

Pero, quizás, lo más curioso es que se desarrollo un lenguaje corporal unido a la localización de los lunares postizos (si alguna dama lo tenía de origen natural, según su ubicación solía resaltarlo o más bien ocultarlo bajo la base de maquillaje blanco propio del periodo). No hay que olvidar que la moda femenina es producto francés, explicación a la frecuente presencia de modistas “francesas” en las novelas.
Teniendo en cuenta que el s. XVIII es el siglo de la ruptura del recato, tras la caída de Napoleón y el Congreso de Viena regresa los viejos valores, incluyendo la separación entre géneros que tantos escándalos levantaron en el siglo anterior. Ahora, las “doncellas” vuelven a ser calladas y el contacto con el género opuesto es escaso y determina el desarrollo de un lenguaje corporal para entablar la comunicación con los susodichos pretendientes; eso sí, con mucha discreción. Me refiero, sin modo alguno, al lenguaje de los abanicos. Es sin duda uno de los acompañantes más fieles de las mujeres en las relaciones sociales del s. XIX.
Otros elementos que acompañarían a la mujer de este siglo es la sombrilla, el cual al igual que el abanico desarrolla un lenguaje propio.
No hay que olvidar que el s. XIX es un periodo de contante cambio en cuanto a moda femenina. Aunque la moda "victoriana" estuvo marcada por la rigurosidad, en los eventos públicos las damas desarrollaron, además del lenguaje de los abanicos, un modo de expresar color y al mismo tiempo significado al añadir en su tocado o en el vestido,  siendo en el caso de los hombres en el chaqué, una flor. También eran regaladas por los pretendientes para expresar sus intenciones hacia la dama.
IMAGEN CORRESPONDIENTE AL s. XVIII,
PERIODO EN EL CUAL  SE DESARROLLA EL ARTE DE LA
DECORACIÓN FLORAL EN LOS VESTIDOS FEMENINOS.

EL LENGUAJE DE LAS FLORES



¡Hasta la próxima!

Loly P.
http://lolybedroom.blogspot.com.es/

Si te suscribes HOY a nuestro blog, en los próximos minutos recibirás TRES SECRETOS PARA MEJORAR TU NOVELA... y un regalo sorpresa!!! Todo absolutamente GRATIS.


2 comentarios:

  1. Interesantísima entrada, como siempre. Mi enhorabuena. Un beso fuerte desde España.

    ResponderEliminar
  2. Querida Loly:
    Tú como siempre aportando un texto con carácter, bien fundamentado y evidentemente un expositor de tu gran conocimiento como historiadora.
    Me alegra siempre leerte, puesto que es un aprender constante.
    Un abrazo, guapa.

    ResponderEliminar