Saludos, lectores.
Desde hace dos semanas asisto a un taller presencial de
literatura erótica en mi ciudad, donde hemos compartidos opiniones y
experiencias interesantes. La idea de los encuentros es producir textos
eróticos a través de escritos, imágenes, música y todo tipo de arte. Cada
semana les presentaré un resumen de los apuntes que he ido realizando, así como
de uno que otro agregado. Espero les guste el material.
El erotismo es una forma de mostrar el deseo, la excitación o el placer que sentimos por el amor sensual, y captamos a través de nuestros sentidos.
Es natural que el ser humano sienta interés o inclinación
por alguna cosa en específico por culpa de sus sentidos. Los sentidos son las
vías de comunicación que tiene nuestro organismo con el mundo exterior. Estos
avisos se producen por medio de las sensaciones, que son el mecanismo que tiene
el cuerpo para procesar todos los estímulos que llegan al cerebro.
Si vamos por la calle, un día de mucho calor, y miramos una
de esas publicidades de Coca-Cola que habitualmente muestran un vaso repleto de
refresco con cubos de hielo en su interior y gotas de sudor frío bajando a
través del cristal, se despierta dentro de nosotros una ansiedad por consumir
una bebida de ese tipo, aunque no seamos amantes de las gaseosas. Igual nos
sucede cuando captamos un aroma que nos agrada, como el café, la carne asada o
flores recién cortadas; o tal vez, cuando escuchamos una voz particular o un
tono que nos inspira alegría o dolor. Esas señales producen en nosotros una
respuesta, muchas veces involuntaria. En ocasiones no para actuar, pero sí para
desear.
En el caso del deseo sexual, este se puede generar a través
de alguna fragancia o perfume que llame en nuestra atención y haga que nuestro
cerebro imagine formas o figuras eróticas; o nos obligue a girar el rostro
hacia la persona que lo posee, para observarla con cierto interés.
O un sabor. Dar un beso en la boca no es señal de deseo
sexual, este puede darse por simple muestra de afecto o agradecimiento, pero él
puede despertar nuestra libido si el sabor que posee nos resulta delicioso.
Por medio del oído podemos captar la vibración emocional de
la voz (el tono de pasión) por encima del contenido emocional, amoroso o sexual
del mensaje. Una palabra susurrada, o un tono de voz en particular (ronco,
suave, etc.) puede alterar nuestro organismo.
El tacto es un gran estimulador del deseo sexual, porque con
las señales que nuestros órganos sensoriales envían al cerebro se producen
feromonas, que aumentan nuestros estímulos sexuales y emocionales. Una piel
suave, cálida o estremecida puede resultarnos muy atractiva.
Finalmente nos encontramos con la vista, el sentido más
potente para generar estímulos sexuales, sobre todo, en los hombres. La vista de
los hombres se centra en la proporción femenina de las características físicas:
pechos proporcionados (no grandes, sino firmes, simétricos, etc.), formas de
las caderas, cintura, glúteos, rasgos del rostro, etc. Las mujeres, aunque le
dan más importancia a lo que captan sus otros sentidos, también suelen fijar su
atención en ciertos detalles como: altura, contextura, forma de los hombros,
cintura, abdomen, glúteos, manos, mandíbula, ojos, etc.
Esa comunicación no verbal que captan los sentidos y pueden despertar nuestro apetito sexual, es lo que llamamos erotismo.
El ejercicio que hicimos en clase fue el de observar nuestro
alrededor y hallar un objeto cualquiera que pudiera inspirarnos un pequeño
texto erótico, de cinco líneas. Yo elegí un cuadro pintado en óleo, que, aunque
mostraba a unos niños jugando en un parque, imaginé que retrataba una figura
masculina a la que le dediqué unas frases llenas de lujuriosa admiración…
También nos colocaron una canción, para escribir luego un texto erótico, igual
de corto, inspirado por esa música.
Aquí les dejo un texto de G. Belli, titulado: Recorriéndote, realizado en base a
lo que sus sentidos captaron de la persona amada (o deseada):
Quiero morder tu carne, salada y fuerte,empezar por tus brazos hermosos como ramas de ceibo,seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueñosese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza hurgando la ternura,ese pecho que suena a tambores y vida continuada.Quedarme allí un rato largo.Enredando mis manos en ese bosquecito de arbustos que te crecesuave y negro bajo mi piel desnuda,seguir después hacia tu ombligo hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo,irte besando, mordiendo, hasta llegar allí a ese lugarcito-apretado y secreto- que se alegra ante mi presencia, que se adelanta a recibirmey viene a mí, en toda su dureza de macho enardecido.Bajar luego a tus piernas, firmes como tus convicciones guerrilleras,esas piernas donde tu estatura se asienta,con las que vienes a mí, con las que me sostienes,las que enredas en la noche entre las mías, blandas y femeninas.Besar tus pies, amor, que tanto tienen aún que recorrer sin míy volver a escalarte, hasta apretar tu boca con la mía,hasta llenarme toda de tu saliva y tu alientohasta que entres en mí, con la fuerza de la mareay me invadas con tu ir y venir de mar furiosoy quedemos los dos tendidos y sudadosen la arena de las sábanas.
¿Qué les pareció? El erotismo genera la necesidad de sentir
y de ser sentido, con el objetivo de provocar sensaciones placenteras, haciendo
de la unión sexual un acto exclusivamente humano.
Detecta esas señales que tus sentidos perciben y te hacen
desear, y llévalas al papel, para que describas con mayor amplitud tus escenas
eróticas.
Nos leemos la próxima semana.
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